Desde hace 37 años, Ciria Gómez y Eduardo González, titiriteros de Grupo Saltimbanqui, son parte del paisaje urbano del Centro Histórico de Coyoacán, en el Jardín Hidalgo, con personajes como los dos gusanos, que están entre sus más preciados porque “son los que nos han dado de comer desde que llegamos a la plaza”.
Y aunque han participado en unos 120 festivales internacionales en Europa y América, ganado concursos y recibido homenajes como el del Nortíteres de Culiacán, Sinaloa, en 2019, no han dejado de volver a la plaza –son además vecinos de Coyoacán– para seguir pasando el sombrero “con mucho orgullo”.
En las plazas públicas, dice Eduardo, la ciudad se expresa en cada uno de sus artistas callejeros, pero no existe una memoria que recupere el quehacer de agrupaciones como Grupo Saltimbanqui.
Hoy afrontan una pausa forzada porque la alcaldía que gobierna la alianza PAN, PRI y PRD con Giovani Gutiérrez, los expulsó de la plaza desde el pasado 19 de abril con otros artistas callejeros y comerciantes de artesanías, y aunque Ciria dice que es habitual que esto ocurra cada tres años con el cambio de administración, la seriedad que adquiere refleja la incertidumbre del tiempo que tendrán que esperar para montar de nuevo el escenario y dialogar otra vez con su público.
En su rutina, llegan a la plaza alrededor de las 13 horas, procuran ir “bien comidos” y llevar un refrigerio y una dotación de agua, y terminan entre las 18 y 19 horas, según la luz del día lo permita, con seis pases (presentaciones).
Asumen su quehacer como el ejercicio de un derecho, pero más que el de ellos como artistas callejeros al trabajo y al uso del espacio público, el del acceso a la cultura de las personas, al advertir que alrededor de 75 por ciento de la población no puede acceder a actividades culturales en recintos cerrados.