¿Qué es el arte? ¿Ganar premios te hace mejor artista? ¿Protagonizar películas taquilleras es para seudoactores? Estas interrogantes se desatan en Competencia oficial, una comedia protagonizada por Penélope Cruz, Antonio Banderas y Óscar Martínez en una lucha de egos.
A lo largo del filme, dirigido por los argentinos Mariano Cohn y Gastón Duprat, se vive con gran intensidad el pecado capital de la vanidad. Se siente desde el inicio, cuando un empresario próximo a ser octogenario (José Luis Gómez) busca dejar su huella en la historia financiando una película sobre dos hermanos peleados a muerte, dirigida por una cineasta de renombre (aunque él no ha leído la novela en la que estará basada).
La directora es Lola Cuevas (Cruz), una mujer sin filtros, implacable, apasionada por sus películas hasta el más mínimo detalle, pero con un enfoque bastante poco convencional: “Cree que los actores tienen que sufrir para un resultado mejor”, señaló Cruz en una entrevista reciente por videollamada desde Nueva York, donde la película se presentó en el Festival de Tribeca.
“Es un personaje muy peculiar, muy estrafalario, pero por eso es tan fascinante. Yo cuando lo leí (dije) ‘qué maravilla, qué suerte poder interpretar a una persona así, un ser sin filtros que dice todo lo que siente y piensa, le da igual lo que piensen de ella’”, agregó la actriz.
“Son animales peligrosos”
En Competencia oficial, Lola convoca a dos actores igualmente reconocidos, pero diametralmente opuestos: Iván Torres (Martínez), un argentino muy experimentado que tiene su propia escuela, hace teatro y odia los brillos engañosos de la fama; y Félix Rivero (Banderas), un astro de talla internacional con muchos premios y películas taquilleras, pero que llega tarde a sus ensayos. La tensión está presente desde la primera lectura del guion y va en aumento, pero, secretamente, poco a poco, Iván y Félix empiezan a hacer algunas cosas que ven del otro, al tiempo que tratan de demostrar su superioridad.
“Son animales peligrosos. Se pueden destruir para obtener la posición predominante en esa producción”, mencionó Banderas.
Para el astro español, uno de los aciertos de la película es que “puedes ver lo fácil que es para la gente convertirse en lo que critican”. En su caso, él ha evitado caer en los errores que comete Félix, a pesar de tener una carrera reconocida a escala mundial, precisamente a raíz de conocer en la vida real a actores como su personaje.
En la cinta, Lola actúa como réferi, pero también como sparring, incitando los pleitos entre ambos actores, pues considera que si la tensión es real, su película será mejor. Una de las pruebas a las que los somete para combatir sus egos es la destrucción de sus premios, incluyendo su propia Palma de Oro y León de Plata de Venecia.
Esa fue una de las escenas favoritas de Cruz, junto con otra en la que la directora está sola tirada en el piso hablándose a sí misma por medio de un tubo de plástico, insultándose.
“Me parece un momento muy gracioso y muy patético, donde ves también la niña perdida que tiene dentro”, indicó la actriz, cuyo personaje luce una melena pelirroja y rizada que le da un aire muy diferente.
“Es una gran afirmación”, dijo sobre este aspecto físico de Lola. “Ella no trata de ocultarse, quiere que la gente la vea, que la miren. Ella cree que siempre tiene lo más interesante que decir, es una egomaniaca”.
Aunado a las grandes personalidades de los tres personajes principales, la película filmada en San Lorenzo de El Escorial, España, se desarrolla en un complejo cultural cuya arquitectura sombría y moderna contrasta con el absurdo de las escenas, pero también hace que se sienta como una performance de arte conceptual.
“Estar en esos espacios genera muchas preguntas sobre el arte, qué está mal, qué está bien”, expuso Cruz. “Al estar en ese espacio era como si toda esa información estuviera flotando por todas partes en la sala”.
La filmación inició a comienzos de 2020 y se interrumpió en marzo debido a la pandemia. La retomaron hasta septiembre de ese año.
“Lo bonito de esto es que yo veo la película ahora y no recuerdo qué cosa se grabó en ese marzo y qué cosas se grabaron en septiembre. Creo que recuperamos el tono que teníamos cuando abandonamos la película... y no perdimos afortunadamente la inspiración”, resaltó Banderas.
Interpretar a una directora sólo ha alimentado la chispa que Cruz tiene desde los 16 años por ocupar esa silla en una producción. La actriz ha dirigido un documental Yo soy uno entre cien mil de 2016, y dos cortometrajes para la marca de lencería Agent Provocateur.
Pese a que se conocen desde hace unos 30 años y se consideran amigos, Competencia oficial es la primera película en la que Cruz y Banderas tienen numerosas escenas y diálogos juntos. Antes habían compartido pequeñas escenas en Los amantes pasajeros y Dolor y gloria, de Pedro Almodóvar.