Fácil, práctico y productivo era llegar a un acuerdo y atender positivamente la demanda –legal, por lo demás– de la sección 271 (Lázaro Cárdenas, Michoacán) del sindicato minero, siempre dispuesto al diálogo y la negociación. Sin embargo, la mezquindad y prepotencia de la trasnacional (ArcelorMittal, otrora amparada por el poder político) la llevó a creer que lo ofrecido (totalmente fuera de proporción) a sus 3 mil 500 trabajadores por reparto de utilidades era más que suficiente para evitar la huelga, por mucho que el pago realizado resultara inferior, y por mucho, a lo que marca la ley.
El consorcio de origen indio, con sede en Luxemburgo, creyó que el emplazamiento a huelga sólo se trataba de una bravata del sindicato, lo que a todas luces demuestra que la trasnacional desconoce la tradición de lucha de la sección 271, en particular, y del sindicato minero, en general, porque de otra forma hubiera tomado en serio las negociaciones para llevarlas a buen puerto.
Pero no, optó por creerse intocable y con suficiente apoyo de la clase política. Pero midió muy mal, de tal suerte que dio un rotundo no a las exigencias de los mineros en materia de reparto de utilidades correspondientes al ejercicio fiscal 2021. ¿Resultado? El pasado miércoles los 3 mil 500 integrantes de la sección 271, con el respaldo total de la dirigencia del sindicato nacional, estallaron la huelga a lo que las trasnacional sólo atinó a “lamentar” la decisión, es decir, su garrafal error de minimizar las consecuencias de su propia negativa. Y el consorcio entró en pánico.
Así, menos de 24 horas después del estallido de la huelga, la trasnacional se reunió con el sindicato minero en la Secretaría de Trabajo (por cierto, brilló por su ausencia Luisa María Alcalde, titular de esa dependencia, es decir, la responsable de conciliar los factores de la producción). En ella participaron el líder nacional de la agrupación obrera, Napoleón Gómez Urrutia; Víctor Cairo, director general de ArcelorMittal México; el gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, y el encargado del despacho de la Subsecretaría de Trabajo Digno, Alejandro Salafranca.
¿Resultado? Se levanta la huelga. El encuentro comenzó a las 9:30 y al filo de las 16 horas los acuerdos estaban tomados: la empresa reconoció el 10 por ciento por reparto de utilidades (es decir, la demanda de la sección 271) y lo pagará, a los 3 mil 500 trabajadores, el próximo uno de julio. Los trabajadores entregarán las instalaciones a la 7 horas de hoy, y si hubiere controversia en los montos a entregar, el sindicato recurrirá al Servicio de Administración Tributaria (SAT) para conciliar montos con base en la declaración fiscal de la empresa.
Con lo fácil que hubiera sido que desde un principio la trasnacional cumpliera con la ley. Hoy la empresa seguiría produciendo sin ningún problema ni alteración, los trabajadores hubieran recibido lo que por ley les corresponde y todo el mundo en paz. Pero esa práctica mezquina de “ahorrarse” hasta el último centavo lleva a los consorcios a engallarse, a violar la ley, a pisotear los derechos laborales y a sentirse intocable. Pero aquí se topó con pared.
El dirigente nacional de los mineros, Napoleón Gómez Urrutia, comentó a México SA que el triunfo de la sección 271 y del sindicato nacional “es un mensaje contundente contra los charros que operan en contra de los trabajadores; a las empresas que quieren zafarse de sus compromisos legales y a los políticos oportunistas que no quieren comprometerse para no ofender al gran capital. Además, este triunfo minero reivindica el derecho a la huelga”.
La organización obrera informó oficialmente que “después de un extenso y complicado proceso de negociación en el que se hizo necesario un estallamiento de huelga para la defensa de los derechos de los trabajadores, se pone fin a un conflicto en el que se buscaron las mejores condiciones para las compañeras y compañeros de la sección 271. Se trata de un logro sin precedente en una sección con más de 40 años de historia, el cual no hubiera sido posible sin la unidad, la determinación y la fuerza de las compañeras y compañeros que integran esta combativa sección, además del apoyo y respaldo incondicional de nuestro presidente y secretario general, Napoleón Gómez Urrutia”.
Las rebanadas del pastel
¿Y dónde estaban los “ambientalistas” ante el desastre ecológico causado por la trasnacional Vulcan en la zona de Playa del Carmen?