Londres. El actor Kevin Spacey, cuya carrera fue destrozada por acusaciones de agresión sexual en Estados Unidos en 2017 retiradas desde entonces, negó “enérgicamente” ayer nuevos cargos de delitos sexuales en Londres, durante una audiencia tras la cual quedó en libertad.
Con semblante tranquilo y seguro, la estrella caída de Hollywood, de 62 años, se presentó voluntariamente ante el Tribunal de Magistrados de Westminster, a cuyas puertas lo esperaba una multitud de periodistas, para hacer frente a cuatro cargos de agresión sexual a tres hombres entre 2005 y 2013.
“El señor Spacey niega enérgicamente cualquier tipo de criminalidad en este caso”, afirmó su abogado, Patrick Gibbs.
La fiscalía reconoció su “total cooperación” en la investigación, pero solicitó que entregara su pasaporte y durmiera en su residencia londinense a la espera de la próxima vista, que el juez fijó para el 14 de julio ante el Tribunal de la Corona de Southwark, en el sur de Londres.
El magistrado tuvo, sin embargo, en cuenta que el actor había comparecido voluntariamente y, al término de una audiencia de media hora dedicada a cuestiones de procedimiento, lo dejó en libertad sin medidas cautelares.
“¿Dónde se va a esconder? Vive en Estados Unidos y es extraditable. Su familia, su perro, de nueve años, están en Estados Unidos”, insistió Gibbs.
“Su trabajo requiere que vaya a reuniones, que se presente a castings, que se reúna con directores y guionistas”, defendió, declarándose convencido de que Spacey “seguirá compareciendo” ante la justicia británica.
“Tiene que responder a estos cargos si quiere seguir adelante con su vida”, argumentó.
Galardonado con dos premios Óscar por Belleza americana (1999) y Sospechosos habituales (1995), Spacey era también el protagonista de la exitosa serie de Netflix House of Cards.
La policía británica inició una investigación tras recibir denuncias contra él por presuntas agresiones cometidas, en su mayoría, en el barrio londinense de Lambeth.
Allí se encuentra el célebre teatro Old Vic, del que Spacey fue director artístico entre 2004 y 2015, que había lanzado una investigación interna tras recibir denuncias de miembros de su personal.
Dos de los cargos que se le imputan se refieren a agresiones sexuales cometidas en marzo de 2005 en Londres a un mismo denunciante, que ahora tiene más de 40 años.
Otra agresión sexual se refiere a un segundo denunciante en agosto de 2008, actualmente en la treintena, e implica actividades sexuales con penetración sin su consentimiento.
El actor es acusado de una cuarta agresión sexual en abril de 2013 en Gloucestershire, en el suroeste de Inglaterra, a un tercer hombre, también de unos 30 años.
La ola de acusaciones que destrozó su exitosa carrera correspondió con el surgimiento del movimiento #MeToo, que nació en 2017.