Madrid. Astrónomos identificaron cinco ejemplos de una nueva clase de sistema estelar, formados por estrellas azules jóvenes en una pauta irregular y que parecen existir en aislamiento de cualquier galaxia.
El mecanismo por el que se originaron se asemeja al de caer de panza en una piscina, en este caso una galaxia que se precipita sobre un cúmulo de gas caliente.
Los sistemas estelares, del tamaño de galaxias enanas, están ubicados dentro del cúmulo de astros Virgo, relativamente cercano.
Los cinco sistemas están separados de cualquier posible galaxia progenitora por más de 300 mil años luz en algunos casos, lo que dificulta identificar sus orígenes.
Los astrónomos de la Universidad de Arizona encontraron los nuevos sistemas después de que otro grupo de investigación, dirigido por Elizabeth Adams, del Instituto Holandés de Radioastronomía, compiló un catálogo de nubes de gas cercanas, proporcionando una lista de sitios potenciales de nuevas galaxias. Una vez que se publicó ese catálogo, varios equipos de científicos, incluido uno dirigido por David Sand, de la Universidad de Arizona, comenzaron a buscar estrellas que pudieran estar asociadas con esas nubes.
Se pensaba que estaban asociadas con nuestra galaxia, y la mayoría probablemente lo esté, pero cuando se descubrió la primera colección de astros, llamada Secco1, los astrónomos se dieron cuenta de que no estaba cerca de la Vía Láctea, sino más bien en el cúmulo de Virgo, que está mucho más lejos pero aún muy próximo en la escala del universo.
Secco1 fue una de las “manchas azules” muy inusuales, señaló en un comunicado Michael Jones, becario posdoctoral en el Observatorio Steward de la Universidad de Arizona y autor principal de un estudio que describe los nuevos sistemas estelares. Él presentó los hallazgos, de los que Sand fue coautor, durante la reunión 240 de la Sociedad Astronómica Estadunidense.
El equipo obtuvo sus observaciones de los telescopios Hubble, el Very Large Array en Nuevo México y el Very Large en Chile. El coautor del estudio, Michele Bellazzini, del Istituto Nacional de Astrofísica, en Italia, dirigió el análisis de los datos del tercer telescopio y presentó un artículo complementario centrado en ellos.
Juntos aprendieron que la mayoría de las estrellas en cada sistema son muy azules y muy jóvenes y que contienen muy poco gas de hidrógeno atómico. Esto es importante porque la formación de estrellas comienza con ese gas, que finalmente se convierte en densas nubes de gas de hidrógeno molecular antes de convertirse en estrellas.
“Observamos que la mayoría de los sistemas carecen de gas atómico, pero eso no significa que no haya del molecular. De hecho, debe haber algo de éste porque todavía se están formando astros. La existencia de estos cuerpos en su mayoría jóvenes y poco gas indica que estos sistemas deben haber perdido su gas recientemente”, explicó Jones.
La combinación de estrellas azules y la falta de gas fue inesperada, al igual que la falta de estrellas más antiguas en los sistemas. La mayoría de las galaxias tienen estrellas más viejas, a las que los astrónomos llaman “rojas y muertas”.
“Las estrellas que nacen rojas son de menor masa y, por tanto, viven más que las azules, que se queman rápido y mueren jóvenes”, agregó Jones. “Las azules son básicamente como un oasis en el desierto”.
Hay dos formas principales en que se puede extraer gas de una galaxia. El primero es el desprendimiento de marea, que ocurre cuando dos pasan una junto a la otra y arrancan gravitacionalmente el gas y las estrellas. El otro es lo que se conoce como extracción de presión de ariete. “Esto es como si te cayeras de panza en una piscina”, sostuvo Jones.
“Cuando el vientre de una galaxia cae en un cúmulo que está lleno de gas caliente, su gas es expulsado detrás de él. Ese es el mecanismo que creemos que estamos viendo aquí para crear estos objetos”, concluyó.