Considerar la vejez como padecimiento –de la manera en que lo hace la versión más reciente de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) de la Organización Mundial de la Salud (OMS)– es un concepto basura que refuerza el llamado edadismo, es decir, los estereotipos y la discriminación en contra de una persona por los años que tiene.
Así lo advirtieron las participantes en un foro sobre el tema organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quienes señalaron que el envejecimiento no sólo es un proceso meramente biológico, pues están involucrados diversos factores sociales y sicológicos, por lo que deben diseñarse políticas públicas para llegar a esta etapa de la vida de manera digna y saludable.
En el conversatorio –realizado con motivo del Día Mundial de Toma de Conciencia de Abuso y Maltrato en la Vejez, que se conmemoró ayer–, Martha Peláez, consultora internacional sobre temas de adultos mayores, indicó que aunque vivir muchos años es uno de los factores que generan daños celulares y pérdida paulatina de facultades, hay muchos otros elementos que determinan las condiciones de un individuo a cierta edad.
Según la experta, la llamada “capacidad intrínseca” de una persona de mantenerse en buenas condiciones depende de factores físicos, cognitivos, mentales y emocionales, pero hay pocos centros de salud que den seguimiento de forma integral a todos estos aspectos.
Alertó que los prejuicios que conlleva el edadismo perjudican la salud y bienestar de las personas adultas mayores y son un obstáculo importante para la formulación de políticas eficaces hacia un envejecimiento sano.
Verónica Montes de Oca, coordinadora del Seminario Universitario Interdisciplinario sobre Envejecimiento y Vejez de la UNAM, enfatizó que la CIE, al catalogar como enfermedad dicha etapa de la vida, contribuye a la estigmatización de los adultos mayores y afecta el ejercicio pleno de sus derechos.
Luego de recordar que dicho catálogo de la OMS en algún momento consideró la homosexualidad como dolencia, la experta señaló que ese tipo de conceptos basuras no sólo obstaculizan la investigación, sino que impiden el mejoramiento de las condiciones de todas las personas en su proceso de envejecimiento.
“Hay una tendencia que sobren-fatiza el aspecto biológico de la vejez, como si fuera algo ya programado o calculado, pero hay un proceso complejo que es más social. Considerarla enfermedad llevaría a asumir a todas las personas como enfermas, con consecuencias discriminatorias. Puede favorecer la investigación y la industria farmaceútica, pero con efectos terribles en el trato y la vida cotidiana”, recalcó.