Washington. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reconoció que una recesión “no es inevitable” y confía en que la mayor economía mundial y principal socio comercial de México pueda superar la inflación, que actualmente se encuentra en el nivel más elevado en casi 41 años.
Sobre las advertencias de los economistas de que Estados Unidos podría dirigirse a una recesión, el presidente dijo: “Primero que nada, no es inevitable”, sentenció. “Segundo, estamos en una mejor posición que cualquier otra nación del mundo para superar esta inflación”.
En cuanto a las causas de la inflación, el presidente se mostró un tanto a la defensiva en ese tema: “Si es mi culpa, ¿por qué es que en todos los demás países industrializados del mundo la inflación es más alta? ¿Se han preguntado eso? No es por ser insolente”.
El mandatario dijo que veía motivos para ser optimistas, como la tasa de desempleo de 3.6 por ciento y la relativa fortaleza de Estados Unidos en el mundo.
“Tengan confianza, porque yo confío en que estamos en mejor posición que cualquier otro país del mundo para adueñarnos del segundo cuarto del siglo XXI”, comentó Biden. “No es una exageración, es un hecho".
El presidente Joe Biden le dijo el jueves a The Associated Press que el pueblo estadunidense está “muy, muy decaído” luego de dos turbulentos años con la pandemia de coronavirus, la volatilidad en la economía y ahora el aumento en los precios de la gasolina que castigan el presupuesto de las familias.
Aseguró que una recesión no es inevitable y desestimó las afirmaciones de los legisladores republicanos de que el plan de ayuda por Covid-19 del año pasado es el único responsable de que la inflación se encuentre en su punto más alto en los últimos 40 años, asegurando que dicho argumento es “descabellado”.
Biden reiteró sus afirmaciones de que las grandes compañías petroleras se han beneficiado del aumento de precios sin incrementar la producción tanto como deberían. Aseguró que las empresas necesitaban pensar en el mundo a corto plazo, y no sólo en sus inversionistas.
“No simplemente se recompensen a ustedes mismos”, puntualizó.
Los precios al consumidor se han disparado 8.6 por ciento durante el último año, el aumento más pronunciado en más de cuatro décadas. Los legisladores republicanos han dicho que el paquete de Biden de 1.9 billones de dólares en ayuda por el coronavirus que se aprobó el año pasado dio inicio a la espiral de aumentos de precios.
El mandatario dijo que “no había evidencia” para sustentar esa afirmación, y resaltó que otros países han sufrido de precios más altos mientras se reactivaban sus economías y se vacunaba a su población. De cualquier forma, Biden reconoció la afirmación de la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, de que el gasto ha tenido un efecto inflacionario limitado.
“Se puede argumentar sobre si tuvo un impacto menor en la inflación”, dijo. “No pienso que lo haya tenido. Al igual que la mayoría de los economistas. Pero la idea de que eso provocó la inflación es descabellada”.
De cualquier forma, la alta inflación ha creado un problema para Biden. Dio prioridad a recuperar millones de empleos, por lo que la tasa de desempleo se ha colocado cerca de los niveles previos a la llegada de la pandemia. La Reserva Federal incrementó el miércoles su tasa de interés de referencia, con la esperanza de desacelerar la economía y reducir la inflación a su tasa objetivo de 2 por ciento.
La medida de la Fed ha provocado que los mercados financieros caigan en un bache y desatado advertencias de los economistas sobre una posible recesión el próximo año. El presidente alentó a los estadounidenses a ser pacientes.
En cuanto a la mentalidad de los estadunidenses, Biden dijo que “la gente esta muy, muy decaída”.
“La necesidad de salud mental en Estados Unidos se ha disparado, porque las personas han visto cómo todo da un vuelco. Todo con lo que contaban se ha trastornado. Pero la mayoría de ello es consecuencia de lo que ha sucedido, de lo que sucedió como resultado de la crisis del Covid”.
La desoladora evaluación de Biden sobre la mentalidad nacional se produce en momentos en que los votantes han criticado su desempeño y el rumbo que lleva el país. Únicamente 39 por ciento de los adultos estadunidenses aprueban la labor de Biden como presidente, según una encuesta realizada en mayo por The Associated Press-NORC Center for Public Research, lo que significó un descenso respecto a sus ya negativos índices del mes previo.
En general, únicamente cerca de 20 por ciento de los adultos dijeron que Estados Unidos avanza en la dirección correcta o que la economía va bien, un descenso en comparación con 30 por ciento de abril. Los declives se concentraron entre los demócratas, y apenas 33 por ciento de los simpatizantes del partido dijeron que el país va por buen camino, mientras que en abril la cifra era de 49 por ciento.
El mandatario enumeró algunas de las decisiones complicadas que ha enfrentado, asegurando que Estados Unidos necesitaba plantar cara al presidente ruso Vladimir Putin por invadir a Ucrania en febrero pasado, a pesar de que las duras sanciones que ha impuesto han provocado un alza en los precios de la gasolina, creando un riesgo político para Biden en un año electoral. Hizo un llamado a las compañías petroleras para que piensen en las necesidades del mundo a corto plazo e incrementen su producción.
Cuestionado sobre por qué ordenó las sanciones financieras contra Moscú que han trastocado los mercados de alimentos y energéticos a nivel mundial, Biden dijo que hizo sus cálculos como comandante en jefe y no como político que enfrenta una elección.
“Soy el presidente de Estados Unidos”, dijo. “Esto es lo mejor para el país. En verdad. En serio. ¿O entonces qué sucede? ¿Qué pasa si la principal potencia de la OTAN, la estructura organizacional que conformamos, se hace de la vista gorda ante la agresión rusa?”
Biden planteó la posibilidad de un caos en Europa si una Rusia sin restricciones seguía adentrándose en el continente, si China se envalentonaba para tomar Taiwán y Corea del Norte se volvía más agresiva en sus ambiciones de desarrollar armas nucleares.
“No deberían creer una advertencia”, dijo. “Simplemente deberían decir: 'vamos a ver quién está en lo correcto’”.