Berna. Los bancos centrales europeos subieron las tasas de interés el jueves, en algunos casos en cantidades que sorprendieron a los mercados, e insinuaron que el costo de los préstamos subirá aún más para controlar la creciente inflación que está erosionando los ahorros y reduciendo los beneficios de las empresas.
Los mayores movimientos del día se produjeron en Suiza, donde se elevó el tipo de interés oficial hasta -0.25 por ciento desde -0.75 por ciento.
En Budapest, el banco central húngaro subió de manera inesperada la tasa de interés de los depósitos a una semana en 50 puntos básicos, hasta 7.25 por ciento.
Por su parte, el Banco de Inglaterra (BoE) anunció una quinta subida consecutiva de su principal tasa, hasta 1.25 por ciento, un nuevo récord desde 2009, para luchar contra la inflación, que prevé que supere 11 por ciento en el Reino Unido en octubre.
El banco central británico decidió subir su tasa 0.25 puntos porcentuales y no más, a diferencia de la Reserva Federal estadunidense, pero “estará especialmente atento a los indicios de presiones inflacionistas persistentes, y responderá si es necesario con fuerza”, prometió según las actas de su reunión de política monetaria.
Después de que la inflación alcanzara 9 por ciento interanual en abril, un récord en 40 años en el Reino Unido, el BoE prevé ahora que supere 11 por ciento en octubre, cuando se eleve el límite del precio regulado de la electricidad.
“Los banqueros centrales se mueven en la cuerda floja, entre preocupaciones de que una subida de tipos demasiado rápida pueda llevar a las economías a la recesión”, dijo Maike Currie, de Fidelity International. “El ajuste de la política monetaria es una herramienta muy contundente para gestionar una situación muy precaria”, añadió.
Mientras que George Lagarias, economista jefe de Mazars Wealth Management, señaló: “Estamos en una nueva era para los bancos centrales, en la que reducir la inflación es su único objetivo, incluso a costa de la estabilidad financiera y el crecimiento”.