A los problemas que representan muchas de las motocicletas de fabricación china que circulan en la Ciudad de México, que son copias piratas de las japonesas que se hacían hace tres décadas y que son muy inseguras, se suma el mercado negro para obtener placas para estas unidades, advirtio Ángel Ramos, conductor de este tipo de vehículos desde hace años.

La escasez de placas para motocicletas ha venido a complicar la compra de uno de estos vehículos, indicó.

A veces el comprador tiene que esperar hasta seis meses para emplacar una motocicleta y eso ha generado un mercado negro que ofrece permisos emitidos en el estado de Guerrero, “al parecer apócrifos, que quién sabe de dónde los sacan, pero te los dan como pan caliente, y aparentemente esos permisos sí pasan la prueba de verificación ambiental de la Ciudad de México”, señaló.

Prácticamente esos permisos se tramitan en la calle y todo el mundo los trae.

Los gestores que los consiguen “muchas veces prestan sus servicios a las agencias y a las tiendas por alrededor de mil 600 pesos”.

Eso te asegura contar con una placa, pero no te la dan de inmediato y se pueden tardar varias semanas o meses en entregártela.

En los centros de control vehicular locales “simplemente te dicen que no hay placas y lo de menos es tener el permiso de Guerrero, pero el verdadero problema es emplacar la moto”.

Mientras te dan los permisos de Guerrero, “que te permiten circular, la policía de aquí en la ciudad no te dice nada”.

Esos documentos son como fotocopias “casi casi masivas, pero sirven”.

Comentó que hay motos muy baratas de fabricación china “que son copias piratas de las japonesas; funcionan para la gente, pero no son de buena calidad. Son muy inseguras porque tienen tecnología de hace 30 años y las están reviviendo, pero no cumplen con los estándares de calidad actuales. Funcionaron para ciudades y tránsito de hace 30 años, no para ahorita, pero todo mundo las trae”.