Ciudad de México. En completo hermetismo inició esta mañana la reunión entre las y los expresidentes del PRI con Alejandro Moreno. Todos los participantes ingresaron al edificio de la sede nacional priísta, ubicada en avenida Insurgentes Norte en la CDMX, en sus vehículos sin atender a los reporteros que les solicitaban algún comentario.
La única que aceptó bajar el vidrio de la portezuela, fiel a su trato decente, fue Dulce María Sauri Riancho. A diferencia del resto de los asistentes que llegaron en lujosas camionetas, la política yucateca lo hizo en un auto de media gama, y asistió junto a su amigo Pedro Joaquin Coldwell.
Al cuestionarle si el tema principal del encuentro será la renuncia de Alejandro Moreno, Sauri hábilmente replicó que se abordaría el contenido de la carta que le hicieron llegar el sábado pasado.
—Alejandro Moreno dice que no abandonará la dirigencia- se le inquirió.
—Eso no dice la carta.
—Le pedirán que renuncie- se le insistió.
—Es tema, pero no es tema.
Así se observó llegar, además, a Beatriz Paredes Rangel, Claudia Ruiz Massieu, Manlio Fabio Beltrones, Humberto Roque Villanueva, Roberto Madrazo, César Camacho Quiroz. Y el ausente fue Enrique Ochoa Reza, convaleciente de covid.
En el ánimo de los priístas se considera que su partido deberá emitir una disculpa pública nacional por los yerros históricos que lo han ubicado en la circunstancia más difícil de su vida institucional.
En el partido se ha comenzado a dar como salida de desfogue la llegada de Beatriz Paredes a una presidencia interina, que convoque a la Asamblea Nacional, porque la ex gobernadora de Tlaxcala tiene un capital moral y ético que podría significar la suma de la mayoría de las corrientes.
También, se prevé otro escenario: que la presidencia interina la ocupe Claudia Ruiz Massieu, porque ella representa el priísmo duro su tío Carlos Salinas de Gortari.