Monterrey, NL, Varios cientos de migrantes permanecen varados en la Central de Autobuses de Monterrey, en tránsito hacia Ciudad Acuña, Coahuila y la frontera con Texas —desde donde buscarán llegar a Estados Unidos.
La actual ola de migrantes —en su mayoría provenientes de Venezuela y Cuba, y algunos de Siria— fue frenada por el gobierno de Coahuila y el Instituto Nacional de Migración (INM) en su ruta a la zoma limítrofe, en especial la ciudad coahuilense, pese a que cuentan con permiso mexicano.
El mandatario de esa entidad Miguel Ángel Riquelme Solís declaró que esperaban hasta 15 mil migrantes y que no iban a permitir la saturación de su frontera, por lo que con el INM estaban llevándolos a otros estados.
"Hemos incrementado el número de filtros", dijo Riquelme Solís; "se han estado desviando camiones a distintas partes de varias entidades para controlar el flujo migratorio", reconoció.
El pasado mes de abril, al igual que sus homólogos de Nuevo León, Tamaulipas y Chihuahua, el priísta firmó con el de Texas, Greg Abbott, un acuerdo de seguridad para frenar el flujo migratorio a su estado.
De acuerdo con testimonios, los extranjeros formarían parte de una caravana migrante de más de 10 mil personas que salió de Chiapas a principios de junio.
El gerente de la Central de Autobuses, Francisco Efraín Navarro Uribe, dijo que los migrantes pueden estar el tiempo que sea en las instalaciones, pero reprobó la actuación del gobierno de Coahuila.
"Coahuila nos ha regresado a toda esta gente, por políticas internas de ellos", expresó Navarro Uribe.
En olas migratorias anteriores se pudieron ver a cientos de extranjeros que intentan llegar a Estados Unidos, pero que fueron detenidos por autoridades mexicanas y enviados a la Central de Autobuses de Monterrey, donde permanecieron sin apoyo gubernamental alguno.