Las subastas de bienes del patrimonio cultural de América Latina y África continúan en París mientras se desarrollan en Estados Unidos y en Francia investigaciones por la adquisición ilegal de obras para reconocidos museos; se publica un informe que revela el trasiego de las llamadas “antigüedades de sangre” hacia Occidente y se pone en tela de juicio a las instituciones de control del patrimonio arqueológico en países desarrollados.
Con un título que parece de una sátira desmesurada, este martes se realizará en la capital francesa la subasta Adicción tribal. La firma francesa Millon y Asociados mantiene la puja con unas 200 piezas originarias de culturas de África, así como unas 40 de culturas asentadas en lo que hoy es América Latina.
La Secretaría de Cultura federal difundió una carta en la que detalla que de las 20 piezas vinculadas a México ofertadas, una es de reciente manufactura y las restantes 19 forman parte del patrimonio cultural de la nación.
Además, hizo un llamado a detener la venta “tomando en consideración el valor histórico, simbólico y cultural de los bienes que la integran, superior a cualquier interés comercial”. Añadió que se iniciaron procedimientos judiciales ante las autoridades francesas en torno a la subasta.
La pieza estelar es una Cihuatéotl, mujer que murió al dar a luz en la mitología mexica, con un precio estimado de salida de entre 2 millones 100 mil y 3 millones 151 mil pesos. La puja reúne poco más 40 lotes de Ecuador Colombia, Perú, Honduras, Guatemala, Costa Rica, Brasil y México.
De nuestro país se ofertan bienes patrimoniales que, describe Millon, corresponden a las culturas totonaca, maya, olmeca, mexica, chontal, Teotihuacan, mixteco-mexica, Tlatilco, Colima, Veracruz, Los Tuxtlas y Nayarit, por las cuales prevé obtener al menos entre 4 millones 679 mil y 7 millones de pesos.
El conglomerado de subastadores Drouot, que incluye a Millon, exhibirá entre el 11 y 14 de junio en su sede las casi 240 piezas.
Un artículo publicado en el sitio web de Drouot deslinda a las firmas de los posibles resonancias de la investigación sobre saqueo y tráfico global de piezas. El también asesor editorial de la Gazette de l’Hotel Drouot fue tajante: “Los museos no son cómplices del tráfico, son sus víctimas”.