Aunque vivimos un momento en que se necesita más de la ciencia, los países de América Latina no invierten lo suficiente en ella. El financiamiento es de uno o 2 por ciento en algunos casos, como Brasil, pero en otros, como México, llega apenas a 0.3 por ciento del PIB, afirmó Gabriela Ramos, directora general de Ciencias Sociales y Humanas de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
En una conferencia magistral sobre ciencia pública, Arianna Becerril, investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de México, alertó sobre la mercantilización del conocimiento debido a que las grandes editoriales comerciales han explotado el sector académico, dirigiendo los recursos de éste en beneficio de las empresas, y “han hecho creer a las universidades que la ciencia que ellas publican es la única que vale”.
En el contexto de la novena Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales, Ramos destacó que la ciencia es un derecho humano, así como la libertad del científico y de las instituciones, pero debe haber un compromiso “más firme” de los gobiernos para financiarla y hacerla accesible a todos.
“Vivimos un momento en el que se necesita más ciencia, más multidisciplinariedad, comprensión e involucramiento, no sólo de aquellos conocedores, sino también de la sociedad civil, de los jóvenes, de las mujeres. Y, sin embargo, también estamos enfrentando un rechazo a la ciencia y falta de confianza a ella”, expuso.
Sobre la mercantilización del conocimiento, Becerril señaló que el discurso de que la ciencia que publican las grandes editoriales comerciales es la única de calidad, es “lo más falso, sesgado”, pero también conveniente para que cobren altos costos por publicar y para acceder a ésta. “Son juez y parte de un sistema voraz, ambicioso, insaciable de extracción de recursos del sector agrario”, por ejemplo, aseveró.
Gerardo Caetano, de la Universidad de la República de Uruguay, llamó a hacer más investigación para la sociedad, lograr que la región deje de ser la más desigual del mundo, y lo haga consolidando democracias. “El foco de nuestra investigación tiene que estar orientado a transformar radicalmente eso”, sostuvo.