Un análisis sobre el impacto de la pandemia de covid-19 en la esperanza de vida estima que entre 2019 y 2021, ésta disminuyó en promedio 1.6 años en 98 países. En 12 de las naciones revisadas hubo reducción de 3.5 años o más, entre ellos México, que registró 4 años, según el reporte publicado por el Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina (FM) de la Universidad Nacional Autónoma de México, elaborado por el investigador Enrique Bravo García.
La información se obtuvo de un estudio del Centro para la Investigación de la Población de la Universidad de California, Estados Unidos, que retomó datos sobre el exceso de muertes en los países, en lugar de sólo las defunciones atribuidas a covid-19.
Otras naciones que reportaron la disminución importante en la esperanza de vida fue Perú, con 5.6 años; Guatemala, 4.8; Paraguay, 4.6 y Rusia, 4.3.
En contraste, únicamente 15 países tuvieron incremento, entre ellos Luxemburgo, 0.7; Suecia, 0.4; Bélgica, Nueva Zelanda, Noruega, Mauricio, República Dominicana, Canadá y República de Corea, 0.3 cada uno, y Suiza, China (Hong Kong), Dinamarca y Japón, 0.2 respectivamente. En las 71 naciones restantes la disminución fue inferior a tres años y medio.
“La esperanza de vida al nacer es el mejor parámetro para medir la situación de salud de la población” y “cuantifica cuánto en promedio se espera que un recién nacido puede vivir si se mantienen las tasas actuales de mortalidad”, citó el investigador Bravo García –coeditor del Boletín sobre Covid-19 del citado departamento–, retomando un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
En la misma publicación de la FM, el investigador Carlos Magis Rodríguez destacó en su editorial que la pandemia por covid-19 “va en el camino de convertirse en una enfermedad que nos acompañará para siempre”. Expuso que si las nuevas variantes del virus no muestran la virulencia de las anteriores, “la sociedad dará una vuelta de página en su atención e iremos retomando las actividades aceptando como inevitable las futuras infecciones y defunciones que se espera tengan baja magnitud”.
