El ayer no existió. Un deseo para todos imposible fue una realidad para los Diablos Rojos del México. La pesadilla del viernes por la noche se borró de un plumazo, con sus siete carreras en la primera entrada, y fue gracias a la lluvia que canceló el juego.
Este sábado, en cambio, todo fue nuevo: los bríos, la inspiración del pícher abridor, la precisión defensiva y la contundencia del bateo. Llegaron decididos y revirtieron los tropiezos recientes para vencer 8-1 a Mariachis de Guadalajara en un animado y abarrotado estadio Alfredo Harp Helú.
Si en los cinco juegos recientes a los Pingos los descalabraban con carreras en la primera entrada –tan sólo recibió siete el pasado viernes que nunca existió–, esta vez fue distinto. Los del México abrieron con jonrón de dos carreras conectado por Michael Wing en el primer rollo y, en el siguiente, otro bambinazo de dos timbres que pegó Alejandro González. Y un par más en la sexta, cortesía de una línea de Emmanuel Ávila. Y las dos finales en el octavo por lanzamiento descontrolado y un sencillo productor de Ramón Flores.
También fue una tarde para sanar el trabajo de los serpentineros. Francis Martes aguantó cuatro entradas sin hit ni carrera. Pero en la quinta, Bernardo Heras le ensució la labor con el primer imparable de los Mariachis y también terminó el cero con la carrera producida por Luis Sardiñas.