La guerra en Ucrania supera ya 100 días en los que diariamente mueren un centenar de personas, muchas de ellas civiles. Las cifras oficiales reportan que más de 7 millones de ucranios han huido de las regiones atacadas por las tropas rusas para refugiarse en diferentes países de Europa.
Entre 60 y 100 ucranios mueren cada día mientras 500 se reportan heridos. Sobre las fuerzas rusas, aunque no hay números transparentes, se habla de más de 15 mil muertos. No deja de sorprender cómo muchos deciden resistir en fábricas, sótanos, algunas iglesias sobreviviendo bajo condiciones extremas ante la dificultad de que llegue ayuda humanitaria.
Las muestras de solidaridad al comienzo de la guerra empiezan a menguar ante un conflicto que se prolonga bajo la pregunta de por qué hasta ahora no hay ni el más mínimo atisbo de negociaciones; también la gente se hace consciente de que ahora Rusia se prepara para una guerra más larga, sin vislumbrarse una solución rápida.
Expertos analistas pronostican que Alemania se encuentra ante el fin de una prolongada era de abundancia; un sostenido crecimiento, atractiva oferta laboral, bajas tasas de interés, jugosas ganancias por exportaciones así como bajísimos niveles de inflación. Por poner sólo un ejemplo, la tasa de interés de un crédito inmobiliario en 2020 no llegaba ni a 1 por ciento y se firmaba un contrato por 10 años; el ciudadano alemán no percibía la inflación.
Las consecuencias inmediatas se han dejado sentir en la alarmante alza de precios en todos los rubros. En sólo cuatro meses el precio de la gasolina alcanzó cifras inimaginables, superiores a los 2 euros, alrededor de 45 pesos.
La reciente destrucción por parte de fuerzas rusas a depósitos de cereales acarreará graves consecuencias no sólo para Alemania, sino para las 27 naciones de la Unión Europea. Ucrania es considerado el país con mayores volúmenes de exportación de cereales en el mundo. Los costos a largo plazo de esta guerra serán una cuenta a saldar que puede prolongarse más de una década.
Expertos afirman que una sociedad a la que no le va bien es mucho más vulnerable; al verse afectada de manera directa la economía del ciudadano de a pie, las consecuencias políticas son peligrosas cuando populismos de extrema derecha captan adeptos con falsas promesas que aseguran beneficios inmediatos.
Alemania ha implantado algunas medidas de contención, como un freno al alza de la gasolina y un boleto de transporte público válido por tres meses en 9 euros –alrededor de 190 pesos– que permite la movilidad en todo el país, tanto en buena parte de la red ferroviaria, como en autobuses y metros de todas las ciudades.
Alemania, considerada por muchos como la locomotora de Europa, empieza a dar muestras de desgaste y a disminuir de manera notable su velocidad.
Alia Lira Hartmann, corresponsal