El 3 de junio de 2022, el ministro de Asuntos Exteriores de India, S Jaishankar, habló en el foro Globsec 2022, en Eslovaquia. Cuando se le preguntó a India por qué no dejará de comprar petróleo ruso, Jaishankar respondió: “De alguna forma, Europa tiene que salir de la mentalidad de que los problemas de los europeos son los del mundo, pero los problemas del mundo no son de Europa… Si tuviéramos que ver a ésta como un colectivo, que ha permanecido singularmente callado sobre muchas cosas que ocurren, en Asia, por ejemplo, bien podría uno preguntarse por qué cualquiera en Asia había de confiar en Europa... para lo que fuera”.
Durante las tres décadas pasadas, India ha sido un estrecho aliado de Estados Unidos, acercándose cada vez más a su narrativa de los hechos mundiales. Sin embargo, en meses pasados, la reacción de India hacia Occidente, que se ha dedicado a armar a Ucrania y a imponer sanciones contra Rusia, demuestra un cambio en esa tendencia. No sólo se ha negado a romper nexos con Rusia, sino que ha incrementado sus compras de crudo y la compañía petrolera nacional india ha estado comprando los activos rusos desechados por empresas occidentales.
Hace un mes, Jaishankar estuvo en Washington en una conferencia con los secretarios estadunidenses de Estado, Antony Blinken, y de Defensa, Lloyd Austin. Cuando se le preguntó por qué India seguía comprando petróleo de Rusia, Jaishankar contestó: “Si ven las compras de hidrocarburos a Rusia, sugiero que enfoquen su atención en Europa. Nosotros sí les compramos algo de combustible, que es necesario para nuestra seguridad energética. Pero sospecho, al ver las cifras, que nuestro total de compras mensuales será inferior a lo que Europa adquiere para una tarde”.
Estas dos intervenciones de Jaishankar se hicieron virales en India, donde existe animosidad contra la actitud intimidatoria de Occidente hacia países como la propia nación asiática.
Cuadrilátero inestable.
India es parte de la alianza Diálogo de Seguridad Cuadrilateral (cuya abreviatura en inglés es Quad), que incluye a Australia, Japón y Estados Unidos. El objetivo del Quad es rodear a China. La alianza ha sido llamada “la OTAN asiática”, y es, supuestamente, la primera línea en la campaña de presión de Estados Unidos contra China. Sin embargo, en los últimos meses, Australia, India y Japón han demostrado que no les apetece unirse en una campaña quijotesca contra los chinos encabezada por Washington.
El principal socio comercial de Australia y Japón es China, no Estados Unidos, y ambas naciones se han unido a la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés), que es el bloque comercial más grande que existe y del cual Estados Unidos no es miembro. El gobierno de Japón, encabezado por el primer ministro Fumio Kishida, ha condenado el ataque ruso a Ucrania, pero se ha negado a suspender su inversión en la empresa Sakhalin Oil and Gas Development Company (Sodeco), en la isla rusa de Sajalín. El Banco de Japón para la Cooperación Internacional se asoció con el Banco de China para el Desarrollo y el Banco Chino para Exportaciones e Importaciones, así como con rusos Gazprombank, Sberbank y VEB, para financiar proyectos de gas rusos en la península de Guida. Ninguna de esas inversiones se suspendió.
Durante las elecciones federales de Australia de mayo de 2022, el tema de China fue una prioridad. El Partido Laborista triunfó con la promesa de tener una relación más racional con este país. El primer ministro Anthony Albanese dijo que mantendría la posición estricta de Australia hacia China, pero una amplia sección de su partido –incluidos varios miembros de su gabinete– están en contra de que Estados Unidos utilice a Australia en su proyecto de debilitar a China.
Washington enfrenta dificultades al manejar a sus aliados del Quad. Cada uno de los cuales tiene sus razones para sentirse incómodo con las políticas antichinas y antirrusas de Estados Unidos. Que los grandes países asiáticos sigan comerciando con Rusia ha restado filo a las sanciones occidentales. Ahora China importa 800 mil barriles de crudo ruso al día; India, 700 mil barriles, y sus volúmenes de gas natural son similares. Comprar hidrocarburos rusos con descuento es una oferta contra la que es difícil competir en un mundo que pasa por los índices de inflación más altos de los últimos 40 años.
La tendencia en Asia, incluso entre los aliados de Estados Unidos, es no estar alineados. Países como India no quieren ser tratados como subordinados de Estados Unidos y sus socios europeos; desean construir su política exterior con base en sus propios intereses, y éstos se verán seriamente dañados por los intentos de Estados Unidos de aislar a China y a Rusia.
La integración euroasiática es un proceso histórico y natural. India, aun con sus añejos problemas con China, lo sabe y necesita ser parte de dicho desarrollo, incluso si esto enoja a Washington.
Vijay Prashad es director del tricontinental Instituto para Investigación Social y corresponsal en jefe del Instituto Independiente de Medios Globetrotter. Su libro más reciente, escrito con Noam Chomsky es La retirada: Irak, Lybia, Afganistán y la fragilidad del poder de Estados Unidos. (The Withdawal: Iraq, Lybia, Afghanistan and the Fragility of US Power. New York: The New York Press).
Traducción: Gabriela Fonseca