Una vez que fracasó la guerra relámpago en Ucrania, que para el Kremlin debió concluir unos días después de lanzar la “operación militar especial” para derrocar al presidente Volodymir Zelensky e instalar un gobierno subordinado a Moscú, Rusia no tiene claro cuál es su meta en esta guerra.
El presidente Vladimir Putin anunció, cuando ordenó el 24 de febrero invadir Ucrania, que era “desmilitarizar y desnazificar” el vecino país y evitar el “genocidio” a la población de origen ruso; después, precisó que era “liberar” las dos terceras partes de las regiones de Donietsk y Lugansk que no estaban bajo control de los separatistas.
Para justificar esos propósitos, los distintos voceros rusos empezaron a “demostrar” que Rusia no tuvo más remedio que empezar la guerra porque “Ucrania tenía intenciones de atacar el Donbás” con base en un documento falso que difundió la televisión rusa; que “Ucrania quería provocar epidemias letales en el sur de Rusia con los laboratorios biológicos de EU en su territorio”, pero se tardó años en intentar hacerlo; que “Ucrania quería adquirir armamento nuclear para recuperar Crimea”, amenaza para el segundo mayor arsenal nuclear del mundo; que “Ucrania tenía la intención de ingresar a la OTAN y Rusia no podía permitirlo”, y no se contenta con el hecho de que Kiev haya aceptado ser neutral y logró que las fronteras de la alianza noratlántica con Rusia se dupliquen con la admisión de Finlandia y Suecia, pese a la “oposición” de Turquía…
El Kremlin insiste en que no quiere ocupar territorio ucranio, pero todo apunta a que, dependiendo de cómo termine esta guerra, el corredor terrestre que une al Donbás con Crimea será anexionado por Rusia. Aún no se decide cuándo (se habla del otoño, mientras se reparten de forma simplificada pasaportes rusos) ni de qué forma (referendo simultáneo de hasta ahora cuatro regiones: Donietsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia; referendos por separado o actas de los gobiernos impuestos desde Moscú).
Esta podría ser la nueva meta rusa de la guerra. El jueves anterior, en ocasión del 350 aniversario del natalicio de Pedro el Grande, Putin lo sugirió al equipararse con el emperador cuando opinó que aquel, después de luchar 21 años en la Guerra del Norte, “no le arrebató nada” a Suecia, sólo “recuperó lo que era nuestro”.