Ciudad de México. Este es un buen momento de cambiar paradigmas en el ámbito de la dirección de orquesta, afirma la italobrasileña Simone Menezes (Brasilia, 1977), quien se encuentra en México para dirigir este fin de semana a la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (Ofunam). Al igual que sucede con los médicos, es el momento de no pensar en el género cuando se busca un servicio, expresa en entrevista con La Jornada.
Es posible, añade, que hoy una mujer desarrolle su carrera sin tener que organizar su propia orquesta para visibilizar su trabajo, como hizo ella a los 20 años. “En el campo de la música clásica las mujeres tenemos muchos desafíos. Sin embargo, para las generaciones anteriores, incluso para mí en el comienzo de mi carrera, fue muy difícil.
“Podía estudiar música sin problemas e iniciar mi carrera. En cierto punto, no obstante, uno se vuelve invisible, y las orquestas no te invitan a dirigir. Careces de un lugar donde mostrar tu trabajo porque las personas no te ven. Invitaban a mis colegas hombres, pero no a mí. Luego entendí que si quería dirigir, tenía que crear mi orquesta. Al ver mi trabajo me empezaron a invitar. Corrí con suerte al tener la fuerza y el privilegio de hacer eso.
“Sin embargo, conozco a muchas conductoras de gran talento que no tienen oportunidad de crear algo, entonces desaparecen, porque no son invitadas. Para mí, el presente es un buen momento porque se está logrando un balance. Las orquestas invitan a más mujeres, no por su género, sino porque son buenas conductoras”. Esta, insiste, es una carrera muy difícil tanto para hombres como para mujeres.
Ideas preconcebidas
–¿Aún se piensa que las mujeres no son serias respecto de su trabajo, que se casarán y tendrán hijos?
–Este es un pretexto, porque los niños tienen una mamá y un papá. Hasta hace poco algunas orquestas decían que una mujer no era lo suficientemente fuerte para ejercer un liderazgo, o que no era seria. Con las compositoras es aún más difícil.
“Hace algunos años leí una investigación hecha en Estados Unidos, Francia y el Reino Unido, arrojó que 4 por ciento de los directores eran mujeres y 2 por ciento compositoras. Sé que esta último número ha aumentado a 3 y 4 por ciento.”
–¿Las compositoras escriben de una manera y sus colegas hombres de otra?
–Es algo que suelen decir; sin embargo, es ridículo porque no es cierto. Dentro de unas semanas dirigiré un programa con la Orquesta de Cámara de Viena que interpretará a Louise Farrenc, compositora francesa que vivió poco después de Ludwig van Beethoven, y cuya música es parecida. Fue la primera profesora del Conservatorio de París; a componer nadie la invitó, ni siquiera querían editarla. Ahora, la estamos redescubriendo después de ignorarla.
–Las personas que desean tener éxito, ¿tienen que salir de su país de origen? ¿Eso se recomienda?
–Trabajé muchos años en Brasil, en una orquesta de la Universidad Unicamp. Fui la segunda mujer en ser la conductora principal de una orquesta profesional en mi país. Sin embargo, hay una realidad relacionada con la mercadotecnia. En Brasil tenemos tal vez 30 o 40 orquestas profesionales, en un país casi del mismo tamaño que Europa. Mientras en Francia hay 70 orquestas y en Alemania más de 100. Tenemos, pues, mucho más posibilidad de trabajar en Europa que en Brasil.
Menezes admira, no obstante, a las personas que se quedan en sus países de origen, porque eso es necesario. Ejemplifica con la compositora mexicana Gabriela Ortiz, cuya música dirigió en Francia: “Es asombrosa. Tiene nivel internacional; su música se toca en todo el mundo y está en México”.
Múltiples proyectos
Radicada en Francia desde 2017, Menezes también optó por dejar su país, ya que hace siete años inició, con la pianista Sonia Rubinsky, el proyecto de promover la música de Heitor Villa-Lobos fuera de Brasil. Para ello, se basaron en una iniciativa del gobierno de Finlandia de difundir la obra de Jean Sibelius, al “animar a los artistas a tocarla en lugares estratégicos, como París, Londres, Nueva York, Tokio, Ciudad de México y Sao Paulo, para generar interés en el público”.
Mujer de múltiples proyectos, hace tres años fundó Ensamble K con la idea de armar una agrupación con músicos que quieren tocar juntos: “Quise crear un ensamble a la manera de equipo de futbol, en el que no siempre tienes a los mejores –se pelearían por rivalidades–, aunque muy buenos músicos, pero con personalidades afines”.
Su programación “audaz” combina la “música contemporánea con la normal. A veces la mezclamos con las artes visuales”. Su base de 15 integrantes puede ampliarse a 30. “Se trata de un grupo de personas que gusta de reunirse para hacer música. Es como una banda de rock”, asegura la entrevistada.
Con Ensamble K ha grabado los ábumes Accents y Metanoia, éste convertido en documental que saldrá en septiembre próximo vía streaming y devedé. Ahora comienza el proyecto Cosmos, una grabación de Los planetas, de Holst.
Simone Menezes dirigirá un programa que incluye Bonecos de Olinda (Marionetas de Olinda), de la brasileña Clarice Assad; Bachianas brasileiras no. 4, A 424, de Heitor Villa-Lobos; Le boeuf sur le toit (El buey sobre el tejado), de Darius Milhaud, y Ricercar de la ofrenda musical (versión orquestal de Anton Webern), de Johann Sebastian Bach.
Los conciertos serán hoy a las 20 horas y mañana a las 12 horas en la sala Nezahualcóyotl, Centro Cultural Universitario, Insurgentes Sur 3000.