La obra Braceros, historia de amor en una cantata para mariachi y orquesta del compositor mexicano Enrico Chapela, tendrá su estreno mundial este sábado en California. La obra es un homenaje a los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos y será interpretada por la Sinfónica de Santa Rosa y el mariachi Champaña Nevin.
“Que yo sepa es la primera cantata para mariachi en la historia”, comenta Chapela (Ciudad de México, 1974) sobre su reciente obra, la cual narra el deseo de un hombre de “chambear en el otro lado” para tener dinero y así obtener la mano en matrimonio de su amada. La historia se sitúa en 1964, el último año del Programa Bracero.
La exploración musical más reciente obligó a hacer una exhaustiva investigación en la que encontró, por ejemplo, que las trompetas y el guitarrón fueron adiciones posteriores, pues originalmente la agrupación sólo se conformaba por guitarra, vihuela y arpa. El guitarrón se incluyó para sustituir al bajo cuando se quitó el arpa, y se pusieron las trompetas a petición del cine nacional.
Por esta razón, parte de la composición tomó como referente las películas de la Época de Oro que tenían música de Raúl Lavista o Silvestre Revueltas, por ejemplo. En unos 30 minutos de duración “decidí dar variedad a mi pieza y que fuera contrastante: tiene son jarocho, huasteco, del Istmo, corridos o canción ranchera”, incluso un guiño a Dos tipos de cuidado, pues trató de imitar el trabajo que hace el mariachi, el cual “no toca nada más obras como el Son de la negra, sino que es una pieza de banda de covers que interpreta cualquier cosa que le pidas, como La Bamba, El mariachi loco a ritmo de cumbia, boleros o una ranchera de José Alfredo Jiménez.
“Nunca dudé un instante que valía la pena hacerla, pero cuando colgué, luego de haber aceptado, me fui de boca, porque una cosa es conocer la música de mariachi por ser mexicano, porque la escuchas en las fiestas, y otra es componerla”, revela el compositor que sale de convenciones para explorar las posibilidades de la música orquestal, como incorporar los conocimientos de la astrofísica, la química de los perfumes, los sonidos del futbol o inspirarse en el heavy metal.
“Tiene su desafío, pues el mariachi es un ensamble ya terminado –por decirlo de alguna manera–, aunque un tanto desbalanceado, ya que a veces la trompeta no permite oír a los violines. Además de coexistir con la orquesta hay que balancear de manera correcta”, describe el músico durante la entrevista sobre la nueva pieza que le fue comisionada por la orquesta californiana. Su estreno estaba programado para mayo de 2020 y, como tantas expresiones artísticas, se vio afectada por la llegada de la pandemia de covid-19
Visions of Hope (Visiones de esperanza) se titula el programa, que se repetirá en tres conciertos el 11, 12 y 13 de junio en la sala Weill Hall en el Green Music Center, los cuales serán dirigidos por Francesco Lecce-Chong. “En este trabajo innovador”, describe la Sinfonía Santa Rosa, el mariachi y la orquesta se conjugan con la participación del barítono Rafael Jorge Negrete, la soprano Mónica Ábrego, la contralto Giselle Vallejo y el tenor Perry Chacón Jr. Además de Jeff Nevin al frente de la agrupación de mariachi.
A partir de 1942 se instauró el Acuerdo de Labor Agrícola Mexicana, mejor conocido como Programa Bracero, que consistió en una negociación bilateral entre el gobierno de nuestro país y el de Estados Unidos para que jornaleros mexicanos trabajaran en los campos de cultivo, ante la escasez mano de obra a causa de la Segunda Guerra Mundial. Aunque concluyó en 1964, más de 3 millones viajaron a las tierras al otro lado de la frontera, historias de vida que cambiaron con este trayecto.
La ciudad de Santa Rosa, en un área de viñedos en el estado de California, será el sitio de estreno en el Green Music Center, sede de la orquesta sinfónica a casi 70 kilómetros al norte del puente Golden State de San Francisco. La pieza fue comisionada a Chapela, compositor que ha recibido encargos de la Filarmónica de la Los Ángeles y la Sinfónica de Dresde, así como de la orquesta de la Universidad Nacional Autónoma de México, entre otras. Aunque la cantata Braceros nació como encargo, al compositor le gustaría convertirla en ópera y presentarla con escenografía y vestuario.
“Cuando la orquesta de Santa Rosa me comisionó la obra, me explicaron que la quería para su comunidad latina, la cual llegó por migración, entonces era un tema de interés. Muchos de los braceros de este programa se quedaron a vivir en Estados Unidos; ahora son los bisabuelos de los estadunidenses que van a ir al concierto. Además, fue un tema ignorado por mucho tiempo.”