Es hora de que los países de América Latina y el Caribe revisen lo hecho durante la pandemia de covid-19 y reconozcan la necesidad de contar con mecanismos de colaboración que hagan frente al monopolio de la industria farmacéutica, cuyas ganancias se lograron con el financiamiento de los países que han acaparado las vacunas. Mientras, las naciones de la región se quedaron como “compradores periféricos dependientes”, afirmó Gonzalo Basile, investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales de República Dominicana.
Resaltó que los aparentes logros de los laboratorios de haber obtenido la vacuna contra el SARS-CoV-2 no fueron tales porque las fabricaron a partir de tecnología con la que ya contaban, la cual se desarrolló con el objetivo de asegurar la protección de los consumidores y de la fuerza de trabajo.
Llamó la atención sobre el hecho de que los experimentos para la vacuna se hicieron en instituciones de investigación y universidades, lo que luego se puso al servicio de la acumulación de capital.
Durante el tercer día de actividades de la Novena Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales (Clacso) 2022, se llevó a cabo el panel “Geopolítica de la pandemia y las vacunas de SARS-CoV-2: América Latina y el Caribe, entre la dependencia, la descoordinación regional y la soberanía sanitaria”.
Ahí, Luisa Íñiguez, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales de Cuba, comentó la exitosa experiencia de la isla para contener el coronavirus y desarrollar en poco más de un año la primera vacuna. Actualmente cuenta con cinco biológicos y 90 por ciento de su población con inmunización completa.
Nila Heredia, ministra de Salud de Bolivia durante el gobierno de Evo Morales, comentó su investigación en torno a las condiciones políticas y sociales en que se encontraban los países andinos cuando llegó la pandemia y cómo eso complicó la respuesta a la emergencia.
En el caso de Bolivia, había ocurrido un golpe de Estado y, entre otras situaciones, el gobierno de facto se negó a utilizar los recursos que habían sido desarrollados por Evo Morales, además de que prevalecía una política de represión y exclusión de las comunidades indígenas.
A ese gobierno autoimpuesto le vino bien la cuarentena por covid-19, para “encerrar a la población y aumentar el control militar”. Su prioridad fue limitar la acción social. La investigadora destacó que la carencia de un sistema de salud eficiente es la causa de que se desconozca cuántas personas murieron por el coronavirus en las zonas rurales y del retraso en la compra de vacunas. La situación cambió luego de la sucesión en 2020.
En el ámbito internacional, Heredia lamentó que, después de meses, todavía no haya avances en las iniciativas de México, Argentina y Brasil para ser productores de vacunas. Sería la alternativa para que América Latina logre su autosuficiencia en salud y ante futuras pandemias. También señaló la incapacidad de otros países para tener proyectos de este tipo por falta de capacidad de producción.