Los Ángeles. El presidente de Argentina, Alberto Fernández, criticó fuertemente ayer la exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua de la novena Cumbre de las Américas, y exigió la restructuración de la Organización de Estados Americanos (OEA), “removiendo de inmediato a quienes la conducen”.
A las críticas a las que se sumó el primer ministro de Belice, John Briceño, el presidente Joe Biden respondió: “A pesar de algunos desacuerdos relacionados con la participación, en los asuntos sustanciales lo que escuché fue casi unidad y uniformidad”. No precisó a que “asuntos sustanciales” se refirió.
Como adelantó antes de su viaje a Estados Unidos, Fernández habló en su calidad de líder de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), integrada por 32 países y a la que pertenecen las naciones excluidas.
“Definitivamente hubiéramos querido otra Cumbre de las Américas. El silencio de los ausentes nos interpela (...) el hecho de ser el país anfitrión de la cumbre no otorga la capacidad de imponer el derecho de admisión”, pronunció durante la primera plenaria de gobernantes.
“El diálogo en la diversidad es el mejor instrumento para promover la democracia”, consideró Fernández y reclamó por el “bloqueo” existente hace más de seis décadas contra Cuba, y consideró que una situación similar ocurre contra Venezuela.
Tras destacar que “se ha utilizado a la OEA como un gendarme que facilitó un golpe de Estado en Bolivia”, Fernández pidió “reconstruir instituciones que fueron pensadas” para la integración.
“La OEA, si quiere ser respetada y volver a ser la plataforma política regional para la cual fue creada, debe ser restructurada, removiendo de inmediato a quienes la conducen”, demandó, sumándose a las críticas contra el jefe de ese organismo, Luis Almagro, que también ha planteado México.
Fernández también rechazó la intromisión en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). “Se han apropiado de la conducción del BID, que históricamente estuvo en manos latinoamericanas”, aseveró.
El mandatario argentino destacó que es necesario un “proceso de capitalización para tener más y mejores medios de financimiento” en el organismo, y reclamó que “la banca de desarrollo regional, sin más demoras, tiene que devolver su gobernanza a la América Latina y al Caribe”.
Destacó que América Latina y el Caribe emergió “de la pandemia como la región más endeudada del mundo en desarrollo”, y subrayó que “el peso promedio de la deuda externa supera 77 por ciento del producto bruto regional”.
Poco antes, John Briceño, primer ministro de Belice, criticó la decisión de Estados Unidos de excluir a algunos países de la reunión hemisférica así como del persistente bloqueo a Cuba.
Biden intentó presentar una visión unificadora para el hemisferio occidental y aseveró que “no hay ninguna razón por la que la región no pueda ser la más progresista, más democrática, más próspera, más pacífica y segura del mundo”, y añadió: “Tenemos un potencial ilimitado”.
Horas antes, Biden instó a los líderes empresariales estadunidenses a ayudarlo a reforzar su plan de asociación económica con América Latina respetuoso con el medio ambiente.
En su intervención en una conferencia patrocinada por la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Los Ángeles, abogó por un aumento de la inversión en las economías del continente para estimular la recuperación de la pandemia y ayudar a abordar las causas fundamentales de la migración irregular al país.
La declaración del encuentro
Trascendió que los líderes que asisten a la cumbre emitirán hoy un comunicado en el que se comprometen a tomar medidas para frenar la migración indocumentada y ayudar a los países que acogen a un gran número de desplazados a hacerles frente.
El documento incluye el compromiso de trabajar para convocar a los bancos a fin de que revisen sus instrumentos financieros para los países que acogen a los migrantes, así como para mejorar el acceso de éstos a los servicios públicos y privados. También enumera las promesas de los países del hemisferio de trabajar juntos para impulsar la cooperación regional en materia de seguridad, el intercambio de información y los regímenes de visados, al tiempo que se intenta reforzar y ampliar las oportunidades de trabajo temporal.
El mandatario estadunidense acoge la cumbre en medio de desafíos locales e internacionales, como la creciente presencia de China en los mercados latinoamericanos.
Biden se refirió veladamente al gigante asiático: “Queremos asegurarnos de que nuestros vecinos más cercanos tengan una opción real entre el desarrollo de la trampa de la deuda que se ha vuelto cada vez más común en la región, y el enfoque transparente de alta calidad para la inversión en infraestructura que ofrece avances duraderos para los trabajadores y las familias”.
Funcionarios estadunidenses han acusado abiertamente a China de impulsar acuerdos en el mundo en desarrollo con condiciones para cargar a sus socios con deudas a largo plazo.
Paralelamente a la cumbre, se celebró un encuentro empresarial destinado a reforzar los lazos económicos regionales y a recuperar las cadenas de suministros desde Asia para evitar las interrupciones.
En un ocupado día para la diplomacia, Biden se reunió con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, y aceptó visitar ese país en los próximos meses.
Más tarde, en su primer encuentro formal con su par brasileño, Jair Bolsonaro, un escéptico del cambio climático, el mandatario sudamericano se quejó de que a veces se sentían “amenazados” en su soberanía “por la Amazonia” y le aseguró que cuando tenga que dejar su gobierno lo hará “de forma democrática”.
La vicepresidenta Kamala Harris se reunió con líderes del Caribe para hablar de energías limpias.
Activistas estadunidenses y disidentes de la región se congregaron alrededor del Centro de Convenciones de Los Ángeles para promover sus causas.
La organización estadunidense Code Pink protestó por la exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua, a pasos del recinto mencionado.