Riviera Maya, QR., Los jóvenes en México, que han vivido con una de inflación de alrededor de 4 por ciento, van a tener que aprender a vivir con tasas más altas (7.65 por ciento anual en mayo), pues corren el riesgo de empobrecer si no hacen algo para compensarla, advirtió Marisol Vázquez-Mellado, presidenta del Comité de Emisoras de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV).

Ante los nuevos males mundiales: inflación, bajo crecimiento, desempleo y pobreza, los jóvenes deben llevar un estricto control de sus gastos, de igual forma deben regirse las empresas para sobrevivir en tiempos de altas tasas de inflación, advirtió.

Una inflación como la observada en mayo, de 7.7 por ciento, no es gran cosa si se considera que durante los años 80 se alcanzaron tasas de incremento de precios promedio al año de casi 70 por ciento. El poder adquisitivo de los mexicanos se deterioraba día tras día. Hoy, la generación de jóvenes menores de 21 años, que suman aproximadamente 47 millones en México, están viviendo la inflación más alta en sus vidas.

En el marco del decimoprimer Foro de Emisoras, organizado por la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), Vázquez-Mellado comentó a La Jornada que se está viviendo un momento de mucha incertidumbre, debido a que hay muchas variables que se están reflejando en el incremento de precios al consumidor.

“Hay muchos proyectos que se generaron en industrias disruptivas, principalmente liderados por jóvenes, y van a tener que ajustar las variables para los proyectos que estaban visualizando.”

Un jugo que no han probado

Incluso en estos escenarios complicados debe haber oportunidades, pero sí es un momento de contener mucho los costos, de buscar nuevos mercados y nuevas oportunidades, “pero no está fácil”.

–¿Cuál es el mayor reto de las emisoras que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores?

–En estos tiempos es importante buscar herramientas para crecer en un entorno incierto. Ver hacia delante y tomar las mejores decisiones. Al final, México es un país muy rico y las oportunidades ahí están, pero necesitan ser prudentes.

Y es que han surgido nuevas vicisitudes y nuevos retos.

“Las consecuencias las empezamos a ver, si metemos todas estas variables en una licuadora tendremos un jugo muy amargo que se llama inflación. Muchas generaciones de jóvenes no lo han probado y no saben lo que implica vivir en este entorno y tendrán que aprender.”