¿Y de qué va ese asunto de los cuidados? Todos, en algún momento de nuestro “ciclo vital”, los hemos necesitado o los necesitaremos. “Son imprescindibles para la reproducción y el bienestar social y tenemos que darles el lugar que se merecen en términos de derechos”, sostuvo Karina Batthány, secretaria ejecutiva del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), quien con otras investigadoras participó en un diálogo titulado Sociedad del cuidado y políticas de la vida.
En dicho evento, Eleonor Faur, de la Universidad Nacional de San Martín, Argentina, recordó que Yoko Ono montó una instalación en Buenos Aires hace unos años: en una mesa larga puso trozos de platos rotos y cintas adhesi-vas. Detrás, un letrero pedía: “repara con cuidado, mientras lo haces, piensa que estás reparando el mundo”. Luego, completó su punto, el de los cuidados como un asunto colectivo, con una imagen “profundamente latinoamericana”, la de Ramona Medina, líder comunitaria que luchó para que su barrio tuviese agua durante la pandemia, y murió de covid.
“Reparar el mundo”, en tal sentido, se hace “desde abajo, desde arriba, desde los costados.”
Los feminismos, siguió la investigadora argentina, “somos parte de esa transformación cultural. Y esa transformación tiene que ver con darle valor a los cuidados, un valor que no tienen hoy”.
El diálogo se llevó a cabo en Ciudad Universitaria, en el marco de la novena Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Cien-cias Sociales.
Desde Brasil, la investigadora de la Universidad de Sao Paulo Nayda Araujo dijo que los cuidados constituyen un nuevo paradigma de las ciencias sociales, alrededor del cual se enlazan dominios distintos de la reflexión académica.
Batthány sostuvo que el lugar que hoy ocupan en la discusión pública y el trabajo académico era “inimaginable” unos años. Como resultado de la pandemia y el confinamiento, “el cuidado les estalló en sus caras, en sus casas, y hoy, efectivamente, está en el centro”.
La pandemia, prosiguió, “puso en evidencia la temática de los cuidados y la importancia de pensar nuevas formas de organización social en general, y del cuidado en particular. Nos encontramos en sociedades que sufrirán necesariamente reconfiguraciones en el corto y mediano plazos”.
Lo importante es que en tales reconfiguraciones se consiga que “el cuidado y la vida sean efectivamente los ejes organizadores, y no el mercado”, como ocurre en la actualidad.
En la región de América Latina y el Caribe se ha avanzado y la temática del cuidado está ya en la agenda de los gobiernos, aunque con distinta intensidad en los diferentes países.
Dar a los cuidados el lugar que merecen en términos de derechos tiene que hacerse “clave de transformación cultural”, y ello pasa necesariamente por “modificar la división sexual del trabajo, esa división que nos asigna a las mujeres la responsabilidad prioritaria sobre la temática del cuidado”.
En la región se debe avanzar, sostuvo Batthány, hacia políticas universales de cuidado, no focalizadas, “no sólo para los más vulnerables”.
Hasta ahora, y pese a los avances registrados, “todavía tenemos sociedades que se basan en el trabajo no remunerado de las mujeres como la principal respuesta a las necesidades del cuidado”.
Es preciso, en consecuencia, que “el cuidado se convierta en un bien público, en un bien común, y que el Estado y los gobiernos asuman la responsabilidad que tienen. El reto es cómo avanzamos hacia un mundo en el cual las personas a nivel individual, y la sociedad en su conjunto, reconozcan y valoren la importancia de las diferentes formas de cuidado, pero sin reforzarlas como una tarea sólo de las mujeres”.
Estamos ante una de las transformaciones culturales “más difíciles”, porque enfrenta “grandes resistencias y grandes ataques”. Si no se coloca el cuidado en el centro, argumentó, “no avanzaremos nunca hacia sociedades más justas y equitativas”.