La libertad sexual de los hombres en los años 60 y 70 es el tema central de la puesta en escena de Juguetes rotos, que Producciones Rokambolescas presentará este sábado y domingo en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.
“En la vida todos tenemos derecho a defender lo que somos con dignidad, ¿quién puede juzgarnos por ser lo que somos? Somos únicos e irreemplazables”, expresa a La Jornada el actor español Nacho Guerreros, protagonista de la historia escrita por la dramaturga argentina Carolina Román.
Juguetes rotos, que se estrenó en México en 2021, propone una reflexión sobre la identidad sexual en una época donde la homosexualidad estaba prohibida y busca convertirse en una lanza a favor de lo diferente.
En entrevista, Nacho Guerreros, quien interpreta a Dorin, explica que Juguetes rotos se enmarca en la época franquista, “que parece lejana, pero en realidad la he vivido porque nací en 1970 y el dictador murió en el 75, es decir, no está tan lejana”.
Explica que en el montaje se abordan los últimos años de la dictadura porque fueron los más rebeldes y empezaban a verse por la noche los ambientes de transexualidad. “Si vemos la vida del protagonista, Mario, que nació antes de los años 60, había mucha represión, tenías que ocultarte, y si nacías así sólo te quedaba la salida de huir de tu ciudad, de tu país. Las salidas de los transexuales eran las más dramáticas porque los encarcelaban, había campos de concentración para ellos. Fue una época durísima y nos interesaba retratar esto porque no estaba abordado en el mundo del teatro”.
El montaje, con la agrupación española, narra la historia de una amistad entre Mario, un joven que abandona su pueblo, y Dorin, una transexual del mundo del espectáculo. Mario trabaja en una peluquería, pero Dorin lo lleva a asumir sus sueños de ser mujer.
Es una obra de (in)compresión, (auto)aceptación y vida. Un trabajo emocionante, duro, con sensibilidad, pero sin sensiblerías, con ánimo reivindicativo pero no panfletario.
“En la obra se muestra a una persona que busca su identidad, su felicidad. Es una historia positiva con un final esperanzador para todas aquellas personas que sufrieron o siguen sufriendo”, explica Nacho Guerreros.
De acuerdo con el actor, ahora vemos con mucha más naturalidad la homosexualidad y se ha normalizado, pero aún queda mucho camino por recorrer. “En aquella época no había información y si nacías así tenías que ocultarte.
“Para buscar su felicidad, Mario tiene que salir del pueblo y abandonar a su madre, la persona que más quiere en el mundo.”
Guerreros opina que todos tenemos derecho a defender lo que somos porque cada ser humano es un mundo y el público que ha visto la obra en Madrid y en otros países la ha acogido muy bien, muestran empatía por los personajes de Mario y Dorin.
En la charla, Guerreros sostiene que “todavía es alto el porcentaje de discriminación social hacia personas transexuales de cierta edad que no encuentran trabajo. Se les ha marginado y encontraron consuelo en lo peor, como el alcohol, las drogas y el autoaislamiento, así que nos queda mucho por cambiar”.
Para la obra, la agrupación española realizó una investigación y trabajó con varias asociaciones que ayudan a los transexuales.
La pregunta que detonó el montaje de Carolina Román fue ¿dónde quedaron esas personas que no pudieron asumir su verdadera sexualidad, reprimida por una España franquista?
La autora considera que en el entramado social hay muchas personas que no sólo no terminan de encajar, sino que ven afectadas sus vidas por un sistema de valores que recién ahora comienza a reconocer su legitimidad, a permitirles una vida más allá de los escenarios, que fueron su refugio durante décadas.
Un aspecto fundamental de Juguetes rotos es el trabajo de Nacho Guerreros, que casi sin abandonar el escenario durante toda la función, presenta la transformación progresiva de Mario, con sus dudas y anhelos. A su vez, el actor Kike Guaza, Dorin en la obra, interpreta diferentes personajes en el entorno del protagonista.
Juguetes rotos, de Producciones Rokambolescas, se presentará este sábado a las 19 horas y el domingo a las 18 horas en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris (Donceles 36, Centro Histórico). La obra forma parte de la sexta edición del ciclo Entre lenchas, vestidas y musculocas.