Ciudad de México. Le dicen el “Vive Latino” de la academia o “ese gran mitin de investigadores”. Es la reunión del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), una suerte de cumbre de estudiosos, que volvió tras la pausa pandémica de dos años, y donde no faltó, en efecto, el toque mitinero: “¡Presidenta, presidenta!”, lanzó una voz femenina y una porción del auditorio le hizo eco.
Los gritos electorales se escucharon cuando Claudia Sheinbaum iba a iniciar su intervención, una pieza oratoria quizá más pensada para los latinoamericanos y caribeños presentes: el ABC de la 4T (lucha contra la corrupción, programas sociales, etcétera).
El rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Enrique Graue, fue el último al micrófono, y habló, naturalmente, de la autonomía universitaria y la libertad de cátedra. Pero también se dio tiempo para elogiar los programas de becas y la gestión de la pandemia a cargo del gobierno de la Ciudad de México (“un estupendo trabajo”, dijo). Fue cálido con su invitada: “Esta es y siempre será tu casa”.
Vislumbrar nuevas rutas
Antes de dar por inaugurada la novena conferencia del Clacso, Graue hizo un listado de los problemas de la región y deseó a los académicos presentes que su reunión fuese “un espacio propicio para vislumbrar nuevas rutas hacia la paz, la justicia, la democracia y la equidad”.
El nombre de la novena conferencia es ideal para la región más desigual en un planeta desigual. Es la cumbre de las ciencias sociales cuyo lema resume el drama latinoamericano: Tramas de las desigualdades en América Latina y el Caribe. Saberes, luchas y transformaciones.
Del martes al domingo, los problemas y soluciones de la región circularán entre 10 mil participantes, dispersos en 250 paneles y 600 mesas de debates, ordenados en 34 ejes temáticos.
“El principal desafío es hablar de desigualdades, pero sin acostumbrarnos a ellas”, sostuvo Karina Batthyány, secretaria ejecutiva de Clacso, quien aseguró que estos “han sido días de abrazos”, luego de dos años de interrupción por la pandemia, lapso en el que se profundizaron las desigualdades prexistentes.
“En estos años, la situación no ha hecho más que empeorar.”
La directiva del Clacso afirmó que en estos años hemos asistido a la exaltación del racismo, la desigualdad de género y los colonialismos.
Entre los retos de la región, Batthyány mencionó la necesidad de enfrentar a gobiernos que intentan barrer con derechos conquistados los años recientes. En ese contexto, las ciencias sociales “tienen una responsabilidad central y contribución decisiva en el combate a todas las formas de injusticia, así como de generar conocimiento que movilice acciones, que articule ciencia y política, ciencia y movimientos sociales. “¡Vaya si las feministas sabemos de esas luchas, de luchar contra la marginación!”, expresó en medio de una breve ovación (quizá sólo comparable con la que se llevó, al ser presentada, Claudia Sheinbaum).
A nombre del gobierno federal habló Luciano Concheiro, subsecretario de Educación. Dos de sus frases resonaron en el auditorio: “La autonomía universitaria es y sólo es en cuanto a su responsabilidad social” (aplausos).
“Vayamos por las anchas avenidas de un cambio civilizatorio radical.”
Al finalizar el acto inaugural se entregaron reconocimientos a una veintena de investigadores y luchadores sociales “por su destacada trayectoria académica y sus aportes a la investigación y al desarrollo de las ciencias sociales”.
Entre los galardonados estuvieron Ana Berleta, Rosario Aguirre, Marilena, Susy Castor, Ricardo Falla y la Minga Popular e Indígena de Colombia. Los mexicanos premiados fueron Enrique Dussel, Armando Bartra, Andrés Fábregas y Alicia Bárcena.