Justamente cuando el fuego en medios y redes sociales más fuerte está contra la oposición, que hace cabriolas alquimistas en busca de transmutar la derrota 4-2 en “victoria”, el coordinador de los senadores de Morena, Ricardo Monreal, apareció ante la prensa para reivindicar la importancia de la oposición (teorización válida, en abstracto), darle oxígeno retórico (que por sí misma no ha podido suministrarse, luego de este domingo) y asegurar que irá unida en 2024 (aunque Dante Delgado, el propietario del partido llamado Movimiento Ciudadano, esté diciendo lo contrario).
Habrá de verse si las palabras de este martes han constituido la mayor aproximación explícita, hasta ahora, de las posiciones del político zacatecano, que está fuera del ánimo sucesorio en Palacio Nacional, con los partidos opositores que se mantienen a la espera de una escisión en el partido guinda, que parecería sólo podrían protagonizar Marcelo Ebrard (siempre con la guillotina pendiente del caso de la línea 12 del Metro) y el citado Monreal, que ya sostuvo un duelo a punto de ruptura con el tabasqueño, ahora Presidente, a causa de la postulación de Claudia Sheinbaum a la jefatura del Gobierno capitalino (que buscaba Monreal, al grado de considerar que había un compromiso de López Obrador para hacerlo candidato a él y no a ella).
Además de avituallar con retórica amable a una oposición entrampada en las estadísticas electorales, que al irse sumando pintan un camino muy pavimentado para Morena y aliados en 2024, el sumamente pragmático Monreal (la política ha de ser pragmática o no lo es, se ha mencionado) ha soltado un presunto vaticinio que en el fondo es oferta y boceto: Movimiento Ciudadano, el partido que dice intentar una tercera vía política en México, se añadiría finalmente a la alianza 3X (tres partidos, PAN y lo que queda de PRI y PRD, con su X. empresarial), de tal manera que la oposición plena al obradorismo se nuclearía sin fisuras. Al menos eso dice Monreal. O, mejor dicho: pareciera que eso desea o perfila, con él o Ebrard como posibles candidatos separados de Morena.
En un tema conexo: está programada para el próximo sábado una sesión del Consejo Nacional de Morena, a convocatoria de Bertha Luján, quien preside tal órgano de gobierno partidista. Falta ver si los grupos, intereses y mandos contrarios a la discusión interna propician tal sesión o la obstruyen e impiden mediante las múltiples artimañas que están a su disposición.
En el orden del día está la revisión del funcionamiento de las directivas municipales, estatales y nacional, afectadas de irregularidades que parecen crónicas en la breve historia del muy exitoso instrumento de poder, que carece de una vida interna a la altura de sus resultados electorales, mismos que pueden ser usados como argumento victorioso para inhibir debates doctrinales, correcciones estructurales e incluso de relevos en mandos, específicamente del muy impugnado Mario Delgado.
El propio Delgado ha hecho una apuesta por la inmediatez, más que por la reflexión y las eventuales enmiendas, al anunciar que el domingo, día siguiente al Consejo en mención, arrancarán en Toluca las campañas para ganar las gubernaturas, ahora ocupadas por priístas, en el estado de México y Coahuila, así como la nacional de 2024, cuando entre otros cargos se relevará el principal: la Presidencia de la República.
¿El legítimo espíritu de victoria (que no el triunfalismo) permitirá en Morena discutir y acordar lo necesario para que en su realidad actual y en su futuro inmediato no se reproduzcan vicios políticos como los que en su momento, y con mayor tardanza, fueron erosionando al Revolucionario Institucional y al de la Revolución Democrática?
Y, mientras, hasta ahora, lo único seguro es que Emilio Lozoya ha recibido un trato de excepción, y que se mantiene sin castigo la incursión corruptora de Odebrecht en México, ¡hasta mañana!
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