París. Oficialmente el Zhuhaiyun es un barco para investigación, pero su veta militar salta a los ojos. Esta nave portadrones revelada por China probablemente es única y representa un cambio en la creciente importancia de los aparatos sin pilotos para la guerra moderna.
Los medios estatales chinos informaron a finales de mayo de la botadura del barco, presentado como un buque insignia de la investigación marítima, y señalaron que estará operativo a fin de año.
La embarcación transportará drones aéreos y submarinos.
El Zhuhaiyun tiene 88.5 metros de eslora y puede alcanzar 18 nudos (33 kilómetros por hora). Chen Dake, investigador de la Academia de Ciencias Chinas, dueña de la embarcación, la describió al diario China Daily como una “innovación revolucionaria”.
Según el científico, “la embarcación no solamente es una herramienta de precisión sin precedente en los confines de lo que es la ciencia marítima, sino que además es una plataforma de prevención y gestión de los desastres marítimos, de cartografía precisa de los fondos marinos y de salvamento en el mar”.
Pero parece poco creíble que este navío sea de uso exclusivamente científico.
El portadrones es una herramienta que puede ser usada al servicio de los intereses chinos en la región del Indo-Pacífico, un paso más en el empleo militar de los drones, que han sido desplegados desde Afganistán a Libia, y actualmente están en combate en Ucrania, donde muestran su importancia en las guerras modernas.
China y Estados Unidos están en primera línea en esta carrera, por delante de otros actores, como Israel y Turquía, que también han logrado hacerse un espacio en este mercado.
Un portadrón de este tipo, sobre todo si puede ser replicado, podría permitir a Pekín bloquear el acceso a una zona determinada.
Uno de los elementos claves para el portadrón es la autonomía de movimiento.
Todos los grandes ejércitos del mundo trabajan en proyectos de este tipo.