Ensenada, BC. “¡Queremos agua, no pretextos!”, reclamaron habitantes de la colonia La Moderna, quienes desplegaron una manta en la explanada del Centro Estatal de las Artes (Ceart). “A Ensenada no le llegó el agua al cuello, sino la sequía”, reprochó Alberto, vecino afectado.
Se duele de que “en otros años”, la escasez llegaba con el verano y las altas temperaturas, pero desde que empezó 2022 un día tienen agua y otro no; “pero a veces falta una semana completa”. “No es vida, ¡Ya basta!”
El lunes anterior, en el Ceart, la gobernadora Marina del Pilar Ávila presentó un plan emergente para atender el problema de falta de agua en Ensenada.
Horas antes anunció que habrá tandeos en el suministro a partir del 21 de junio en Tijuana, municipio que también está padeciendo desabasto.
Ensenada es el epicentro de la crisis en el estado, con 107 colonias que eventualmente reciben agua y 30 que definitivamente no cuentan ni con una gota; hay alrededor de 70 mil personas afectadas, informó la gobernadora, al presentar su plan emergente para atender el problema.
El proyecto para Ensenada incluye llevar pipas repartidoras y reparación de una planta desalinizadora; apertura de un pozo en el cañón de Doña Petra, mantenimiento a la red para contener las fugas y una declaratoria de “emergencia” hídrica para algunos municipios que permitirá asignar recursos de manera expedita.
Este año la escasez empezó antes del verano. Hay muchas fugas, un 30 por ciento del agua se pierde por las tuberías rotas y la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Ensenada (Cespe), dice que no tiene personal para repararlas, señaló Julio, habitante de la colonia Lomitas Indeco, donde un camión-cisterna recorrió el martes la calle Alhelíes, bajo la molestia de vecinos porque no les surtirán el líquido (pagado por el gobierno estatal).
El personal de la Cespe vigiló que la pipa enviada haga su trabajo; pero no dejó de observar hacia la bocacalle; “nos han tirado piedras”, comentan entre ellos. En la colonia tienen meses sin agua –no días o semanas, aclaran–, y el descontento es de ese tamaño.
La zona costera de Baja California –que abarca Tijuana, Ensenada y San Quintín, hasta el paralelo 28– es semidesértica, con algunos pozos de agua que fueron sobrexplotados y hoy están contaminados con las aguas saladas del Pacífico.
A partir de ayer el estado colocó cinco puntos de “llenado gratuito” en las colonias más afectadas de Ensenada, y Tijuana deberá mandarle 130 litros por segundo de agua, de lo que recibe como cuota del río Colorado por el tratado (de 1944) firmado con Estados Unidos.
Programa emergente de pipas para las 30 colonias
También se instauró un programa emergente de pipas para las 30 colonias que no reciben agua, y cada familia tendrá derecho a mil 200 litros por semana; y aunque hay una veda desde hace varios años, el gobierno perforará un nuevo pozo en el cañón Doña Petra, del que obtendrá 60 litros por segundo.
Sin mantenimiento desde hace 36 años, un acueducto
El acueducto Morelos, que lleva agua de pozos del poblado La Misión y del río Colorado (esta última viene de Mexicali y hace escala en Tijuana), abastece a 40 por ciento de la población de Ensenada; “está en pésimas condiciones” porque no se da mantenimiento desde hace 36 años y tiene decenas de fugas. Ayer empezaron el recambio de un kilómetro de tubería y seguirán con otros seis en los próximos meses, admitió Ávila.
En junio de 2018, el entonces presidente Enrique Peña Nieto inauguró una planta desaladora que debía aportar 250 litros por segundo de agua al municipio, para proveerse de otra fuente de abastecimiento. Pero siempre tiene problemas; o no funciona, o entrega 130 litros por segundo.
La gobernadora Marina del Pilar Ávila informó que se hará un análisis financiero para determinar si se puede hacer una inversión para que desale 500 litros por segundo, por lo pronto anunció que ya está entregando los 250 litros por segundo comprometidos.
(Con información de Édgar Lima Garrido)