La ola inflacionaria a nivel global, intensificada por la invasión a Ucrania, sigue afectando las previsiones de crecimiento para la economía mexicana. Dos organismos internacionales, el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), advierten que este encarecimiento de bienes y el incremento en las tasas de interés deprimirán más la inversión y, por tanto, la actividad productiva durante 2022.
Ambos organismos redujeron su perspectiva de crecimiento sobre la economía mexicana. Las nuevas proyecciones se alejan cada vez más del 3.4 por ciento que la Secretaría de Hacienda calcula como el mejor escenario para la expansión del producto interno bruto (PIB) este año y se acercan cada vez al 1.4 por ciento, la tasa mínima considerada por la dependencia.
El Banco Mundial redujo de 2.1 a 1.7 por ciento la perspectiva de crecimiento para México, debido a una suma de factores tanto internos como externos, entre los que destacan las políticas monetarias más restrictivas, la alta inflación, la incertidumbre política y la desaceleración del crecimiento de Estados Unidos.
El organismo consideró que el crecimiento más débil de la producción también se debe a los cuellos de botella que han afectado al sector manufacturero; “además que la incertidumbre regulatoria en sectores como la energía y las industrias extractivas puede frenar la inversión, a pesar de los precios de apoyo”.
El Banco Mundial, que calcula un crecimiento de 1.9 por ciento en 2023, reconoció que las renuncias al impuesto especial para producción y servicios (IEPS) en la importación de combustibles “brindarán cierto alivio a los hogares (al paliar los choques inflacionarios), pero no están dirigidos a los más necesitados”.
En un sentido similar se pronunció la OCDE, al recomendar que “las medidas para responder a los aumentos en los precios de la energía deben ser temporales y estar dirigidas a los hogares y las pequeñas y medianas empresas más afectados”.
En el informe Panorama Económico, la OCDE también redujo su previsión de crecimiento económico para México. En lugar del 2.3 por ciento estimado para este año, ahora prevé que sea de 1.9 por ciento y que el próximo año repunte a 2.1 por ciento.
“La turbulencia geopolítica producto de la guerra en Ucrania ha generado una nueva fuente de incertidumbre para la economía mexicana. Si bien los lazos comerciales y financieros con los países en conflicto son débiles, las exportaciones mexicanas se verían afectadas indirectamente, principalmente a través de la economía estadunidense”, se lee en el informe.
Agregó que el encarecimiento de bienes y servicios a nivel mundial, las interrupciones de la cadena de suministro y los factores internos continúan ejerciendo una presión significativa tanto en la inflación general, al grado de que ésta se situará en 6.9 por ciento al cierre de 2022 y descenderá a 4.4 por ciento en 2023, de acuerdo con sus previsiones.
Con una inflación fuera del objetivo del Banco de México, por lo menos durante 19 meses más, la OCDE calcula que la tasa de interés del organismo aumentará a 9 por ciento para el primer trimestre de 2023 y se mantendrá en ese nivel el resto de ese año.
Difícil, evitar recesión
Eso en México, pero la “economía global se debilitará drásticamente”, alertó la OCDE. Estima que el crecimiento mundial será de 3 por ciento en 2022, por debajo del 4.5 por ciento calculado en diciembre pasado, y se reducirá a 2.7 por ciento en 2023; mientras la inflación se ubica en un promedio de 9 por ciento entre los países miembros de la organización, el doble de lo previsto anteriormente.
En las Perspectivas Económicas Mundiales, el Banco Mundial prevé un crecimiento de 2.9 por ciento en 2022, porcentaje menor al 4.1 por ciento que se anticipó en enero. Al respecto, David Malpass, presidente del organismo, declaró que “la guerra en Ucrania, los confinamientos en China, los trastornos de la cadena de suministro y el riesgo de estanflación afectan el crecimiento. Para muchos países, será difícil evitar la recesión”.