Nueva York. El aborto ha polarizado a la sociedad estadunidense, pero en Nueva York, la actriz Alison Leiby ha convertido la interrupción de su propio embarazo no deseado en una comedia que pretende derribar tabús y defender este derecho fundamental desde hace medio siglo que ahora está amenazado en Estados Unidos.
El asunto es delicado y sensible, y puede ser una experiencia traumatizante para una mujer.
Pero en el escenario del teatro Cherry Lane, recinto de Greenwich Village, los espectadores ríen con las aventuras modernas de una treintañera, de ojos vivaces tras sus lentes, en la obra Oh Dios, un espectáculo sobre el aborto.
Con una alta dosis de ironía, Alison Leiby se describe como una antiheroína neoyorquina, incapaz de gestionar su economía o de cuidar de una planta, menos de un bebé.
En la sala, el público en su mayoría femenino, las carcajadas acompañan la narración de su prueba de embarazo o de su desconcierto cuando en la clínica le preguntan si quiere saber si se escuchan los latidos del corazón del feto, o “si son gemelos”.
Leiby trata de desdramatizar, sobre todo. Se sometió a un aborto y no pensó nunca en la culpa.
“En la cultura popular ni en el cine o en los documentales oigo hablar del aborto que tuve, algo muy común, nada traumático, al menos, allí donde está autorizado”, contó a Afp Leiby en su camerino.
“Soy actriz y quiero hacer reír, pero también ayudar a la gente a empezar a hablar de algo difícil”, agregó. Dice ser consciente de que tiene “la suerte de ser blanca, heterosexual, cisgénero, que vive en un estado donde el aborto es legal”.
La filtración, el 2 de mayo, del borrador de una decisión crucial en la Corte Suprema estadunidense, que estaría dispuesta a anular el derecho al aborto a nivel federal, y que tuvo el efecto de un terremoto en un país polarizado sobre este asunto, “le ha dado más sentido a hacer este espectáculo. Es más político”.
“La obra es excelente porque habla de la estigmatización del aborto, lo humaniza”, explicó a Afp