Nueva York. “No creemos que dictadores deban ser invitados”, declaró la Casa Blanca al justificar su decisión de no invitar a Cuba, Venezuela y Nicaragua a la Cumbre de las Américas, pero aseguró que se mantiene un diálogo continuo con el presidente Andrés Manuel López Obrador y la contribución de México a la reunión, y confirmó una próxima visita del mandatario mexicano a Washington en julio.
La decisión del presidente López Obrador de no asistir a la cita hemisférica en Los Ángeles fue la noticia principal al arrancar la novena edición de la Cumbre de las Américas, donde Estados Unidos es el anfitrión por primera vez desde el evento inaugural en Miami en 1994, y con ello el debate ahora gira en torno a si la ausencia del mandatario mexicano, junto con algunos de sus contrapartes latinoamericanas y caribeñas, dañará la asamblea de líderes y sobre todo al presidente Joe Biden.
El anuncio de López Obrador fue la primera pregunta en la conferencia de prensa cotidiana en la Casa Blanca, donde la vocera, Karine Jean-Pierre, declaró que se ha mantenido un intercambio constante con el mandatario mexicano y otros líderes regionales “durante más de un mes sobre el tema de las invitaciones a la cumbre”. Indicó que hay una gama de opiniones sobre este asunto en el hemisferio, como dentro de Estados Unidos, pero que después de consultas “la posición de principios del presidente es que no creemos que dictadores deban ser invitados”.
La vocera subrayó que se espera contar con la presencia del canciller mexicano Marcelo Ebrard “y damos la bienvenida a la contribución significativa de México a la cumbre”. Subrayó que la Presidencia mexicana avisó a la Casa Blanca de su decisión de no asistir antes de hacerla pública en la mañanera del lunes.
Además, Jean-Pierre destacó que Biden dará la bienvenida a “Obrador” y a su esposa a Washington en julio “para una visita bilateral”, donde ambos mandatarios avanzarán con los resultados de la cumbre.
Interrogada sobre si la ausencia de los mandatarios de México y otros países implica que la influencia de Washington se está reduciendo en la región, la vocera respondió: “Estados Unidos permanece como la fuerza más potente en guiar acciones hemisféricas para abordar los desafíos centrales que enfrentan los pueblos de las Américas”, entre las que enumeró la desigualdad, salud, cambio climático, seguridad alimentaria, por lo que “el presidente sigue siendo un líder en el hemisferio”.
Un alto funcionario del gobierno de Biden, por separado, indicó que se espera la presencia de 23 jefes de Estado en la cumbre, con otros países enviando cancilleres u otros representantes de alto nivel. Aseguró, en teleconferencia con periodistas, que “la participación no será un problema” en esta cumbre.
En torno al país vecino, subrayó que México estará presente y contribuyendo de manera significativa en varias iniciativas que se anunciarán durante la semana, y reiteró que en torno a la no participación de López Obrador sencillamente se trata de “una decisión soberana de México con la cual no estamos de acuerdo”.
Mañana, ceremonia inaugural
Biden llegará a la cita el miércoles y permanecerá en Los Ángeles tres días, informó la Casa Blanca. Ese día presidirá una ceremonia inaugural para los representantes gubernamentales y se abordarán temas de recuperación económica, comercio sostenible, inversiones y salud, y asistencia alimentaria, entre otros en la agenda económica. El jueves, la vicepresidenta Kamala Harris presidirá una reunión sobre el Caribe, y el presidente se enfocará en temas de energía y medio ambiente. El viernes, la culminación será la presentación de una “declaración sobre migración”, cuando se anunciará “un nuevo plan audaz” para abordar la crisis migratoria en la región.
Pero el ambicioso programa por ahora no supera las implicaciones de la decisión de Biden de no invitar a países como Cuba, Venezuela y Nicaragua, y el hecho de que esa decisión no fue por “principios” de política exterior, sino más bien por razones de política interna, sobre todo cálculos electorales en torno a las fuerzas contrarrevolucionarias en los estados de Florida y Nueva Jersey.
El senador demócrata cubanoestadunidense Robert Menéndez, poderoso jefe del Comité de Relaciones Exteriores, afirmó que la decisión de Biden es un triunfo de su posición de que “la cumbre es una oportunidad para que las democracias –y no hampones autoritarios– a través del hemisferio forjen una agenda que promueva nuestra prosperidad y valores democráticos compartidos”, y se atribuyó el crédito de que Biden haya preservado la cumbre como “una reunión de democracias”.
Menéndez condenó la decisión de México afirmando: “me sumo a aquellos cada vez más preocupados por la decisión del presidente López Obrador de ponerse de lado de dictadores y déspotas en lugar de representar los intereses del pueblo mexicano en una cumbre junto con sus socios a través del hemisferio”.
Pero los costos políticos de esta decisión de complacer a estas fuerzas internas para el hemisferio son evidentes. Varios observadores estadunidenses, incluyendo algunos que han participado en organizar y promover cumbres anteriores, expresaron preocupación de que las maniobras en torno a la lista de invitados ya habían dañado a la cumbre.
“Oportunidad perdida”
Ben Rhodes, quien ayudó a encabezar el esfuerzo de normalización con Cuba como subasesor nacional de seguridad del presidente Barack Obama, comentó que la decisión de excluir a Cuba de esta cumbre “es una enorme oportunidad perdida. Nos estamos aislando al tomar ese paso, porque ahora tenemos a México, a países caribeños, diciendo queno vendrán, lo cual sólo haráque Cuba se vea como más fuerte quenosotros”, reportó Ap.
Más aún, algunos señalan que las amenazas o críticas de varios líderes indicando que estaban contemplando no participar ya había nublado el panorama deseado por Biden. Por ello, representantes de su gobierno han sido obligados a insistir durante las últimas semanas en que la participación de mandatarios no afectara el éxito de la reunión, a pesar de que hubo intensas negociaciones con varios gobiernos para convencerlos a presentarse, incluyendo al de México, con el despliegue de varios representantes del gobierno de Biden e incluso llamadas personales del mandatario con sus contrapartes.
Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, quien había indicado que no asistiría, ahora acudirá, pero sólo después de que la Casa Blanca le ofreció una reunión bilateral con Biden. El presidente de Argentina, Alberto Fernández, no se decidió hasta la semana pasada tras recibir una llamada telefónica de Biden, quien lo invitó a la Casa Blanca en los próximos meses. El enviado especial de Biden para la cumbre, el ex senador Christopher Dodd estuvo dedicado a lograr la asistencia de varios mandatarios, incluyendo la de López Obrador, durante el último mes.
Mientras tanto, ante demandas de países caribeños de que Juan Guaidó no fuera invitado, el gobierno de Biden indicó hoy que se espera que habrá algún intercambio con el venezolano al reiterar que Washington sigue reconociéndolo como presidente interino, pero aparentemente se descarta su presencia física en Los Ángeles. Según algunas fuentes, es posible que tenga una videoconferencia con Biden al margen de la cumbre, reportó el Miami Herald.
Ned Price, vocero del Departamento de Estado, informó que aunque los gobiernos de tres países no fueron invitados, representantes de ONG cubanas, venezolanas y nicaragüenses participarán en los actos oficiales paralelos al encuentro.
Para mayor información oficial sobre la cumbre: https://www.state.gov/acerca-de-novena-cumbre-de-las-americas/.