Cuando Bolsonaro lanza amenazas golpistas, se imponen las trompetas de la terrible derrota que se avecina: el golpe fascista en Brasil.
Cuando Datafolha señala que Lula puede ganar en primera vuelta, se agita la espectacular victoria que se avecina: la humillante derrota de Bolsonaro. Son afirmaciones de Gabriel Casoni en texto que resumimos.
Ni los alarmistas de la derrota final ni los proclamadores de la victoria triunfante están totalmente equivocados, ni tienen toda la razón. Pero se equivocan más de lo que aciertan: hay cierta dificultad para observar las contradicciones conjuntas de la realidad. Bolsonaro se ha debilitado política y socialmente desde el estallido de la pandemia. Una mayoría lo rechaza rotundamente, sobre todo entre los trabajadores con menores ingresos, los negros, los jóvenes, los nordestinos y las mujeres.
Si dentro de una situación política todavía reaccionaria, esta inflexión positiva no hubiera ocurrido (un momento de transición en la correlación de fuerzas con resultado en disputa), no habría forma de explicar por qué Lula salió de la cárcel, recuperó sus derechos políticos y lidera las encuestas con posibilidad de victoria en primera vuelta. ¿Cuál es la base de este cambio positivo? La experiencia concreta de las masas trabajadoras y oprimidas con la tragedia social y económica provocada por Bolsonaro (hambre, miseria, desempleo, genocidio pandemia, violencia, hambruna), así como la derrota de Trump en EU.
Bolsonaro, aunque debilitado, aún no está derrotado. Eso marca una gran diferencia. El neofascista sigue teniendo cerca de 30 por ciento de apoyo (minoritario, pero significativo), una mayoría en el empresariado (pequeña y mediana burguesía), apoyo en sectores militares y policiales y conexiones con bandas criminales, además del control del gobierno federal y una alianza con el centrão en el Congreso.
Pero lo fundamental es la capacidad de combate del bolsonarismo que puede utilizar esos factores, especialmente la potencial movilización de su base social (característica propia del fascismo). La fuerza política y la estrategia golpista de Bolsonaro no pueden ser subestimadas de ninguna manera en este año crucial (https://bit.ly/3MkWUSv).
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