El poder del balón puede generar inclusión. La sede, el escenario más grande del balompié mexicano, aunque las canchas y porterías ahora son más reducidas; la garra es inmensa, proveniente de jugadores que muchas veces han sido relegados, pero apenas hace unos días ganaron el tercer lugar en la Co-pa América de Perú. Son la selección de talla baja en una presen-tación histórica en el estadio Azteca.
La escena es parte de una jornada en la que por primera vez el futbol adaptado tuvo un espacio en el recinto de Santa Úrsula, sede de dos finales mundialistas. En un encuentro organizado por el Institu-to del Deporte de la Ciudad de México (Indeporte CDMX), jugado-res de talla baja, débiles visuales, de discapacidad intelectual y amputados disputaron duelos de exhibición en este recinto.
“Es una emoción inmensa estar aquí. Como futbolista, el sueño siempre es pisar un estadio como éste y anotar gol. El deporte adaptado es inclusión”, dijo el seleccionado de talla baja Daniel Reséndiz, quien superó una operación en la columna para regresar a las canchas.
Debido a su estatura, de 1.30 centímetros, Daniel tuvo complicaciones con el foramen magnum, que se localiza en la base del cráneo, al grado de no poder caminar ni tener sensibilidad. Una operación era la única opción para recuperar el movimiento, pero también era una alternativa que ponía en riesgo su vida.
“Nunca pensé llegar a tanto. Con la intervención pensé que no volvería a jugar, estuve varios años en recuperación, pero sabía que tenía un propósito más grande y hoy se está cumpliendo”, señaló campante.
El primer logro concretado de Daniel fue hace una semana cuando junto con la selección de talla baja venció a Bolivia para quedarse con el tercer puesto en la Copa América. Ahora, el reto del representativo nacional será el Mundial en Argentina.
En una cascarita contra los clubes Guerreros, de la capital, y Leones, de Jalisco, la representación nacional dio muestra de su destreza para controlar el balón. Después, vino la euforia cuando recibieron un reconocimiento por parte del Indeporte de la CDMX y los jugadores celebraron mientras coreaban los sobrenombres de cada uno de los integrantes.
“El tercer lugar nos da un sustento, no sólo para pedir apoyo, sino para que la gente crea en nuestro trabajo. No somos un equipo de barrio sin propósito, desde hace dos años nos convertimos en atletas de alto rendimiento, entrenamos dos o tres horas diarias, dejamos a nuestras familias para cumplir este sueño”, dijo el jugador Ismael Quintero.
Un balón especial con cascabeles fue la señal para que los jugadores con debilidad visual abrieran esta jornada de deporte adaptado en el estadio Azteca. En el cierre, los futbolistas de la liga de amputados demostraron que para anotar goles la clave es pericia e ingenio.