Ciudad de México. El Centro de Valoración y Canalización de Coruña del Instituto de Atención a Poblaciones Prioritarias recibe diariamente a 700 personas sin techo y en situación de calle, mientras otras 973 pernoctan en distintos lugares de la ciudad, principalmente en las alcaldías Cuauhtémoc, Venustiano Carranza y Gustavo A. Madero.
La directora ejecutiva de Atención a Poblaciones Prioritarias, Nadia Troncoso, detalló que de la población que se atiende en Coruña la mitad es flotante, es decir, duermen allí, pero salen todos los días a realizar sus actividades, el resto es gente nueva, la mayoría procedente de entidades vecinas o sin redes de apoyo que están de manera temporal.
De acuerdo con el último censo de población del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en la Ciudad de México se tenía en 2020 un registro de mil 226 personas en situación de calle, pero a decir de la funcionaria, antes los albergues estaban a la mitad de su capacidad porque las personas desconfiaban de los servicios del gobierno, “pero poco a poco nos hemos ido ganando su confianza”.
Respecto a la presencia de indigentes en la calle, el personal reporta que hay más después de la parte fuerte de la pandemia, pero sólo se retiran cuando tienen una discapacidad sicosocial, lo que representa un riesgo para ellas o para terceros, como ocurrió hace poco con una mujer que andaba desnuda por Paseo de la Reforma y se aventaba a los carros.
“De este tipo de casos atendemos cuatro reportes mensuales y lamentablemente son personas que no saben cómo llegaron aquí.”
Explicó que para la población en situación de calle, en la actual administración se inició un nuevo modelo dividido en cuatro etapas: acercamiento, atención, activación y acompañamiento, al tiempo que se han invertido 250 millones de pesos en el mejoramiento de los albergues.
Muchos usuarios de esos sitios provienen de estados cercanos a la Ciudad de México; también hay un gran número de adultos mayores y farmacodependientes. Foto Yazmín Ortega Cortés.
Se remodelan las instalaciones
Miguel Montecino, responsable de las obras, detalló que después de 20 años en los que no se hizo algo, se adecuaron distintos espacios, entre ellos el de Coruña, donde está por concluir la rehabilitación. “Falta por terminar el comedor y equipar la cocina, ya están los baños y el área de ingreso y evaluación”.
Troncoso explicó que con las personas vulnerables primero se efectúan acercamientos en calle y una vez que deciden ingresan a un albergue para evaluarlos y controlar, sobre todo, el tema de las adicciones, así como diseñar un plan de vida, según las inquietudes de cada una.
Para eso se cuenta con una red de nueve albergues en los que actualmente hay 2 mil 800 residentes que ya están divididos según sus necesidades, si son hombres o mujeres, si padecen algún tipo de discapacidad o si son adultos mayores.
El último paso es el más difícil, porque es donde más riesgo hay de que deserten porque se deprimen y caen de nuevo en las adicciones. “Después de dos años y medio tenemos a 60 personas que ya concluyeron todo un proceso de atención, que tienen trabajo y hasta ahorros”.
Sin embargo, el cambio de modelo ha generado ciertas resistencias entre los usuarios, que incluso han interpuesto quejas ante la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, sobre todo los adultos mayores que rechazan ser reubicados luego de que el centro Coruña pasó de ser albergue permanente a transitorio
Muchos usuarios de esos sitios provienen de estados cercanos a la Ciudad de México; también hay un gran número de adultos mayores y farmacodependientes. Foto Yazmín Ortega Cortés.
En cambio, otros como José Manuel, quien llegó hace dos meses, asegura que no tiene ninguna queja. “El trato está bien, si hay algún problema es con los mismos internos, la convivencia no es fácil ni con la familia, imagínese aquí, algunos no recogen sus cosas o les huelen los pies”.