Rusia está ganando la guerra económica, ya que las sanciones impuestas por la invasión a Ucrania le han representado mayores ingresos por exportaciones de petróleo y gas.
Si bien las sanciones de Estados Unidos y países europeos significan un aumento de los costos de combustible y alimentos para el resto del mundo –lo que aumentan los temores de una catástrofe humanitaria–, para Rusia en cambio le han permitido “impulsar enormemente su balanza comercial y financiar su esfuerzo bélico”, afirmó Larry Eliott, editor de economía del diario británico The Guardian.
En los primeros cuatro meses de 2022, Putin podría presumir de un superávit en cuenta corriente de 96 mil millones de dólares, más del triple de la cifra del mismo periodo de 2021, explicó Eliott en un artículo publicado en ese diario el pasado jueves.
Señaló que cuando la Unión Europea anunció a principios de semana su prohibición parcial de las exportaciones de petróleo ruso, el costo del crudo en los mercados mundiales aumentó, lo que proporcionó al Kremlin otra ganancia financiera inesperada. Además, dijo, Rusia no tiene dificultades para encontrar mercados alternativos, muestra de ello es que las exportaciones de petróleo y gas a China en abril aumentaron más de 50 por ciento anual.
Eso no quiere decir que las sanciones no tengan consecuencias para Rusia, aclaró y recordó que el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que la economía rusa se contraerá 8.5 por ciento este año.
Eliott comentó que en la reciente reunión en Davos, el mensaje público fue la condena de la agresión rusa y el compromiso de respaldar a Ucrania. Pero en privado, “había preocupación por los costos económicos de una guerra prolongada”. “Estas preocupaciones están totalmente justificadas”, señaló.
“Si se necesitaran pruebas de que las sanciones no están funcionando, la decisión del presidente Joe Biden de suministrar a Ucrania sistemas de cohetes avanzados la proporciona. La esperanza es que la tecnología militar moderna de Estados Unidos logre lo que las prohibiciones energéticas y la incautación de activos rusos no han logrado hasta ahora: obligar a Putin a retirar sus tropas”, refirió.
La invasión de Rusia a Ucrania ha dado un impulso adicional a las ya fuertes presiones sobre los precios, elevados costos de los energéticos y alzas de las tasas de interés por parte de los bancos centrales para atajar la inflación que en algunos países se encuentra en el nivel más alto en 40 años.
El editor de economía de The Guardian explicó en su artículo que como resultado de la guerra, “las economías occidentales enfrentan un periodo de crecimiento lento o negativo y aumento de la inflación, un regreso a la estanflación de la década de 1970”.
Para los países más pobres del mundo los problemas son de otra magnitud: el hambre y citó a David Beasley, director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos, quien advirtió que 44 millones de personas en todo el mundo marchan hacia la hambruna.
“Putin no se va a rendir incondicionalmente, y el potencial de graves daños colaterales de la guerra económica es obvio: caída del nivel de vida en los países desarrollados; hambruna, disturbios por alimentos y una crisis de deuda en el mundo en desarrollo”, alertó.
“El mundo parece estar más cerca de una crisis de deuda en toda la regla que en cualquier otro momento desde la década de 1990”, y señaló la necesidad de llegar a un acuerdo negociado con Rusia.