Aproximadamente tres de cada diez mujeres trabajadoras han sido víctimas de violencia en sus espacios laborales, señaló la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS).
Por ello, la dependencia exhortó a las empresas a adoptar un protocolo para que sepan cómo proceder en caso de que surjan situaciones de violencia y discriminación contra las mujeres, como parte de las acciones para cumplir con el objetivo del Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ratificado por el Senado en marzo pasado.
“Al día de hoy todos los centros de trabajo de nuestro país están obligados a contar con un protocolo de atención” y para facilitar su adopción –indicó la STPS–, junto con el Inmujeres, se desarrolló un modelo que puede ser replicado y adaptado por las empresas, incluso las más pequeñas, independientemente de su actividad productiva.
En un evento de ratificación del Convenio 190 organizado por Tribunal Federal de la Justicia Administrativa, la dependencia aseguró que en semanas próximas el gobierno mexicano depositará ante la OIT dicho instrumento.
Ello implicará, anotó, que “a partir de esa fecha en un año entrará en vigor y a los dos años se deberán entregar los primeros informes” por parte de México respecto al cumplimiento de esta ratificación.
Al citar datos del Inegi de 2016, pero que siguen vigentes, la autoridad laboral señaló que la encuesta reveló que 27 por ciento de las mujeres que alguna vez han trabajado declaran haber sido víctimas de violencia en sus espacios laborales.
En su oportunidad, el senador Rafael Espino de la Peña refirió que, según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública, a nivel nacional casi 32 por ciento de las mujeres señalaron su lugar de trabajo como el sitio donde se sienten más inseguras.
“La violencia y el acoso son totalmente incompatibles con el trabajo decente y la justicia social, y además constituyen una inaceptable violación de los derechos humanos”, subrayó Pedro Américo Furtado de Oliveira, director de la OIT en México.
Para el organismo internacional, el impacto del acoso y la violencia de género en el mundo del trabajo es “indudablemente severo y conlleva graves consecuencias”.
“Además del impacto directo físico y mental en quienes son objeto de esta forma de violencia, el acoso en el trabajo también amenaza la igualdad de trato y oportunidades, la seguridad, salud y ambientes laborales productivos”, añadió el titular de la OIT.