La importancia de la suspensión provisional dictada por el juez federal Jonathan Bass en relación a los espectáculos taurinos en la alcaldía Benito Juárez de la Ciudad de México así como para que se otorguen permisos para dichos espectáculos no solamente reside en mostrar una vez más la fuerza legal del juicio de amparo como medio de control constitucional mediante la solicitud hecha por ciudadanos facultados para hacer la petición, también evidencia la importancia de mecanismos adecuados para que personas con conocimientos especializados logren llegar a ser juzgadores federales. La resolución no se dicta por las preferencias personales del jugador sino por una apreciación objetiva de las leyes involucradas.
Cuando en otras materias se critican las resoluciones de los jueces (la suspensión en la construcción del aeropuerto o del tren maya, por ejemplo), aquí se evidencia la necesidad de que el juzgador tenga una visión integral de los hechos involucrados en la materia del amparo, no sólo se valorará el interés suspensional de quien pidió el amparo sino los efectos de la suspensión. Si bien la suspensión provisional puede modificarse, conlleva una apreciación jurídica bajo la apariencia del buen derecho que sin duda será recurrida por las autoridades involucradas
La decisión judicial final podría resolver una larga discusión entre dar mayor jerarquía al sufrimiento de los animales indispensables para las corridas de toros o dárselo a los beneficios económicos derivados de este espectáculo o dárselo al aspecto artístico derivado del ejercicio de la tauromaquia, fugaz arte que resulta irrepetible para los aficionados y que tiene siglos en nuestro país. No es un asunto de opinar, sino de leyes por interpretar.