Tulsa. Un hombre armado con un rifle y una pistola mató ayer a cuatro personas en el interior de un edificio del hospital Saint Francis, en la ciudad de Tulsa, Oklahoma, y se suicidó de un tiro, informaron autoridades locales, cuando la sociedad estadunidense sigue conmovida apenas ocho días después de que un multihomicida asesinó a 19 niños y dos maestras en Uvalde, Texas.
Los agentes llegaron al hospital tres minutos después de que los operadores del 911 recibieron el reporte del tiroteo y siguieron el sonido de los disparos hasta el segundo piso del edificio Natalie, relató a la prensa el subjefe de la policía de Tulsa, Jonathan Brooks. Los uniformados se pusieron en contacto con las víctimas y el sospechoso cinco minutos después, detalló.
Cuando los periodistas le preguntaron si la policía renovó su entrenamiento o su forma de pensar sobre los atacantes activos después del tiroteo en la escuela de Uvalde, Eric Dalgleish, otro subjefe de policía de Tulsa, comentó: “creo que eso está fresco en la mente de todos”.
Dalgleis apuntó que se desconoce qué provocó la balacera.
Al cierre de esta edición, no había sido identificado el atacante, quien se estimó tenía entre 35 y 40 años. El edificio Natalie tiene consultorios médico y un centro ortopédico; es muy probable que entre las víctimas haya empleados y pacientes.
Más temprano, el capitán de la policía Richard Meulenberg indicó que agentes atendían la escena “catastrófica” con “varias” personas baleadas y “múltiples heridos”. Funcionarios policiales y directivos del hospital señalaron que aún no podían identificar a las víctimas.
El presidente estadunidense, Joe Biden, fue informado del tiroteo y ofreció su apoyo a las autoridades estatales y locales de Tulsa, ciudad de unos 411 mil habitantes, ubicada a unos 160 kilómetros al noreste de la capital, Oklahoma.
El de Tulsa es el más reciente de una serie de tiroteos masivos que han golpeado a los estadunidenses y reavivado los debates sobre el control de armas.
El 24 de mayo, un joven de 18 años armado con un fusil automático irrumpió en la primaria Robb, en Uvalde, Texas, y asesinó a 19 niños y dos maestras. Fue abatido por los agentes policiales.
El 14 de mayo, en un supermercado de Buffalo, un hombre blanco ultimó a 10 personas de raza negra; el agresor Payton Gendron fue acusado ayer de terrorismo doméstico en una corte.
Varios tiroteos masivos en distintos puntos del país durante el fin de semana largo por el Día de los Caídos, y durante la convención anual de la Asociación Nacional del Rifle, se saldaron con 132 decesos.
En Uvalde se enterró ayer a Irma Linda García, de 48 años, una de las maestras asesinadas, junto con su esposo Joe, quien murió al día siguiente del ataque por un infarto dejando huérfanos a sus cuatro hijos.
En nuevos relatos sobre esa matanza, trascendió que en los momentos finales de su vida la maestra Eva Mireles habló por teléfono mientras cuidaba a alumnos de cuarto grado con su esposo, Rubén Ruiz, quien estaba afuera de la primaria Robb, y a quien la policía en el lugar no lo dejó ingresar a pesar de que él es policía del distrito escolar, informó el New York Times.