El número de mujeres consumidoras de tabaco ha ido a la baja, mientras en 2018 era de 244 millones, para 2020 era 231 millones, y de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la franja de edad con mayor prevalencia de consumo de este producto es entre las mujeres de 55 a 64 años.
Previsiones del organismo indican que para 2025 podría descender a 212 millones la cantidad de fumadoras a escala mundial. “La mayoría de los avances se están logrando en los países de ingresos bajos y medios. Europa es la región que progresa más lentamente en la reducción del consumo de tabaco entre las mujeres”.
Diversos estudios han arrojado una relación entre el consumo de tabaco en mujeres y una mayor propensión a desarrollar enfermedad obstructiva crónica que los hombres fumadores, y se ha encontrado que el tabaquismo es factor de riesgo para cáncer de mama, cuando se inició con el consumo desde edades tempranas y se lleva más de tres décadas con éste.
También existe relación con el desarrollo de una menopausia más temprana y osteoporosis.
Ayer fue el Día Mundial Sin Tabaco, y de acuerdo con la OMS/OPS, la exposición al humo del tabaco tiene un efecto negativo en todas las fases de la reproducción humana.
El consumo de tabaco, incluido sin humo, durante el embarazo “aumenta el riesgo de complicaciones graves como abortos, muerte prenatal, embarazos ectópicos y partos prematuros”.
Los bebés de mujeres que fumaron durante la gestación tienen más probabilidades de ser prematuros, tener bajo peso y presentar malformaciones. También los bebés de mujeres expuestas al humo ajeno podrían nacer con bajo peso.