Ciudad de México. El presidente Andrés Manuel López Obrador censuró que se hiciera “un escándalo” por el retén que el viernes pasado hizo el alto a un grupo de reporteros que daban cobertura a su gira que realizó en los límites de Sinaloa y Chihuahua.
Enfatizó que su administración no tiene pactos con la delincuencia organizada, como sí los tuvo el ex mandatario federal Felipe Calderón, quien tenía como uno de sus hombres de confianza al ex titular de Seguridad Pública, Genaro García Luna, hoy bajo proceso judicial en Estados Unidos por presuntos nexos con bandas del narcotráfico.
“Las cosas ya cambiaron, lo veo en los medios. Vamos a hacer una gira a Chihuahua y Sinaloa, fuimos y un escándalo por un retén (en Sinaloa). Esa era la nota principal y difundir que hay acuerdos con la delincuencia. Pues no, tuve que decir que yo no era Calderón, porque no soy Calderón. Él pactó con la delincuencia y él tenía a García Luna de jefe de seguridad pública, y él en vez de atender las causas que originan la violencia, declaró una guerra. No somos lo mismo y él permitió de que hubieran masacres. Pero los muy cretinos conservadores piensan que es lo mismo. No, no somos iguales”.
El viernes de la semana pasada, un grupo de reporteros de la fuente presidencial y periodistas locales fueron interceptados por una decena de hombres a la altura del poblado Bacacoragua, cuando se dirigirían por tierra de Culiacán, Sinaloa, hacia Guadalupe y Calvo, Chihuahua, para dar cobertura a un acto de López Obrador.
Los hombres vestían trajes militares. Algunos usaban huaraches y parches a un costado del brazo con dibujos de dos naranjas y el número 7. Iban armados con fusiles AK-47, llevaban radios y supervisaban los vehículos que circulaban por el lugar.
Cuando hicieron el alto a los dos vehículos en que viajaban los reporteros les cuestionaron que si no traían armas, hacia dónde se dirigían, por qué y si las cámaras de los medios televisivos no estaban encendidas.
En el convoy también se trasladaba un grupo de empleados del área de comunicación del gobierno del estado de Sinaloa.
Después de una revisión a los vehículos, los hombres permitieron el paso al pool de reporteros, quienes continuaron el recorrido hasta Guadalupe y Calvo.
Tras cubrir la actividad presidencial en ese punto de la Sierra Madre Occidental, enclavado en el llamado Triángulo Dorado –epicentro del narcotráfico bajo el control del cártel de Sinaloa, que se ubica en los límites de Sinaloa, Durango y Chihuahua—, el grupo de periodistas fue escoltado por vehículos artillados del Ejército en su regreso a Culiacán.