Una plana mayor del morenismo hecho gobierno se trasladó a Aguascalientes para reforzar la campaña electoral por la gubernatura que, al menos conforme a estudios de opinión previos, parecería predestinada a ser el único triunfo propio del Partido Acción Nacional en los comicios del próximo domingo en seis estados.

A tierras hidrocálidas acudieron dos de las tres principales corcholatas: Adán Augusto López Hernández, titular de la Secretaría de Gobernación, oficina institucional que en otros tiempos solía abstenerse de faenas partidistas directas, para no afectar la necesaria interlocución con opositores, y Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno que ha solicitado varios permisos “laborales” para ir a campañas estatales (que, en realidad, son pretexto para la presidencial propia). No estuvo Marcelo Ebrard, que también es corcholata, aunque tal vez de un refresco eventualmente de otra marca, y con menos gas.

Además de AA y CS estuvieron la secretaria de Energía, Rocío Nahle, tres gobernadores (Rutilio, el chiapaneco; Víctor, de Baja California Sur, y Alfredo, el michoacano) y directivos de la Cámara de Diputados (Gutiérrez Luna, que aspira a ser gobernador de Veracruz, igual que Nahle, e Ignacio Mier, el poblano socio del “periodista” encarcelado, Arturo Rueda, que “administra la reputación de los políticos”).

Pero las aguas verdaderamente calientes están más al norte. Y hasta la frontera, Nuevo Laredo, llegaron las mismas dos corcholatas principales (por cierto, la Guardia Nacional reservó por cinco años la información relacionada con el aéreo viaje también partidista que Adán Augusto hizo en semanas pasadas para promover la ratificación presidencial), más acompañantes igualmente morenistas.

Ahí, Adán Augusto fue todo un incendiario orador de plaza: “los ladrones y corruptos ya se van, no hay que tenerles miedo, vaca que ladra no topa”, dijo, en abierta referencia al panista gobernador saliente, García Cabeza de Vaca, que anda amenazando con cárcel a funcionarios morenistas, líderes sindicales y activistas favorables a Morena y, en específico, a Américo Villarreal, el candidato morenista a gobernador que también ha denunciado una seca campaña de amedrentamiento político por parte de la Vaca que ladra, según el reporte de veterinaria política del docto Adán Augusto.

En Aguascalientes, el aparato del partido-gobierno guinda busca superar al aparato del partido-gobierno blanquiazul, pero en Tamaulipas todo apunta a un triunfo del médico que lleva el mismo nombre y apellido de su padre, que fue gobernador del estado, pero que pretende ser descarrilado, a la mala y al costo que sea, por un desesperado García Cabeza de Vaca que sabe que su libertad depende no tanto del resultado electoral, que previsiblemente le será adverso, sino del lío que arme y la posibilidad de una anulación o entrampamiento del proceso electoral.

El Presidente de la República cumplió, en tanto, con una gira por Chihuahua y Sinaloa en la que hubo referencias apuntadas hacia Durango, donde Morena libra otra de sus batallas delicadas, entre dos grupos de priísmo que defienden, cada uno, confrontados intereses partícipes de la dorada oscuridad regional: uno, el expresamente priísta, con Esteban Villegas (PRI, PAN y PRDlqq), y otro con Marina Vitela, ésta a nombre de Morena, pero en realidad del grupo del ex gobernador priísta Jorge Herrera Caldera.

López Obrador propuso cambiar el término de Triángulo Dorado (la zona de Sinaloa, Chihuahua y Durango, productora de mariguana y amapola y cuna y sede de muchos capos) por Triángulo de Gente Buena y Trabajadora, y explicó de manera indulgente la detención breve de un convoy de periodistas que cubrían esa gira por parte de personas armadas al mejor estilo del crimen organizado, aunque AMLO prefirió entenderlas como “personas que están actuando, pensando que se debe de cuidar una región, que quienes pasan no lleven armas y a veces hay confusiones”. ¡Hasta mañana!

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