Madrid. El Real Madrid se dio un baño de multitudes este domingo para celebrar su decimocuarta Champions, que culminó con un espectáculo de luz y sonido en el estadio Santiago Bernabéu, tras un recorrido en turibús por las calles de la capital española, donde el equipo merengue fue vitoreado por su gigantes-ca fanaticada.
La Orejona, conquistada el sábado tras vencer 1-0 al Liverpool hacía de mascarón de proa del autobús, desde donde los jugadores saludaban a los aficionados.
“Esta Copa será recordada como una de las más grandes de la historia de la Champions”, afirmó el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, al mostrar el trofeo en la sede del gobierno regional madrileño ante la presidenta Isabel Díaz Ayuso, hincha del equipo blanco.
La Copa también fue llevada al ayuntamiento y desde ahí los jugadores se dirigieron a la fuente de Cibeles, lugar de celebración de los madridistas, donde decenas de mi-les de personas los esperaban con renovados bríos, luego de que unos 400 mil celebraron la noche anterior, según cifra que dio la delegación del gobierno.
“Sin vosotros no hubiéramos conseguido esta copa”, arengó Dani Carvajal a los hinchas reunidos en torno a una Cibeles resguardada por uniformados y donde Marcelo se encargó, como manda la tradición, de poner una bandera y una bufanda a la diosa, ante el delirio de la multitud.
El brasileño, quien acabó contrato, levantó la Copa por última vez como merengue. De la emblemática fuente los jugadores se dirigieron al Santiago Bernabéu.
En tanto, en París buscan a los responsables de las fallas de organización del partido realizado en el Stade de France, el cual se retrasó 36 minutos, con negativas consecuencias para la imagen de Francia, a dos años de los Juegos Olímpicos. No obstante, no hubo heridos graves y se reportaron 105 arrestos.
La UEFA mantiene que el caos tuvo su origen en un problema de “entradas falsas”, lo que causó atascos en las colas de acceso al estadio y pide una “auditoría” de urgencia a las instancias del futbol y autoridades francesas, además, junto con la policía gala, señaló a los aficionados del Liverpool como culpables del caos.