El beisbol es de la gente. Pase lo que pase, cada juego es una fiesta. Ayer la afición escarlata en el estadio de Diablos Rojos (15-18) fue la más entusiasta y entregada en un partido de volteretas y muchas carreras ante Acereros de Monclova (16-17), donde hubo timbrazos a granel para erizarle el espinazo a cualquiera. Nueve entradas, con pizarra 12-12, no fueron suficientes. Y en el décimo inning, después de salvar la parte alta de manera dramática, con hombres en base y gracias a una proeza de doble matanza, tocó el turno de los escarlatas.
Ramón Flores pegó un palazo de cuatro esquinas para darle la más emotiva victoria en mucho tiempo a Diablos Rojos, con 13-12 en extra inning. El infierno estalló en alegría y el diamante era un pandemónium escarlata. Tras perder series consecutivas, se llevaron esta por 2-1 ante la Furia Azul. “Somos un equipo que no baja los brazos aunque las cosas vayan mal y por eso estamos aquí. No pasábamos un buen momento, pero esto nos hace fuertes. Fue una semana dura para el equipo, en estos días batallamos mucho. Pero hay que pelear siempre y mantener la sangre fría. A los fanáticos sólo podemos agradecerles porque a pesar de no estar en buena situación aquí están apoyando, les prometemos que iremos poco a poco, tratando de mejorar la posición”, dijo el venezolano.
Todo lo que se les quedó atragantado el sábado a Diablos, lo aventaron ayer sin racanerías. Sobre todo en la sexta entrada, cuando estallaron con un rally de siete carreras que les devolvió las ganas de vivir.
Pero la hazaña la consiguieron de a poco, casi con timidez. Primero una carrera en la segunda entrada, después otra en la cuarta, dos más en la quinta. Así, trabajaron con frugalidad hasta que explotaron timbrando como locos una y otra para delicia de los aficionados.
La gente, a la que pertenece el beisbol, salió con una inmensa sonrisa después de una festiva tarde en el parque de pelota.