La presentación del poemario Las vestiduras del palacio se convirtió en una celebración para su autora, la poeta y narradora Angelina Muñiz-Huberman, encabezada por tres de sus pares y amigos, en la Casa del Tiempo de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
La escritora sostuvo que es un libro para iniciados; a ese palacio lograron entrar sus interlocutores, Bernardo Ruiz, Adolfo Castañón y Ethel Krauze, quienes participaron en la conversación en un salón donde el sol de la tarde los iluminaba a través de un vitral, sobre todo a una muy alegre Muñiz-Huberman.
La también ensayista relató que el poemario, publicado por la UAM, “es el compendio de mi obra”. Reconoció que sus amigos evidenciaron los ejes del libro: “Mis obsesiones desde el exilio, la falta de tierra, morir donde no se nació, no regresar adonde se nació, imaginar, desear, vestir la vida como un palacio ideal, etcétera, que dijo Ethel muy bien. Lo que yo iba a decir ya se ha dicho”.
Explicó que sus poemas “se han inspirado en los Hekhalot o palacios del alma, breves poemas de la mística hebrea medieval que representan los siete palacios de ascenso contemplativo que culminan con el trono divino o Merkabah”.
En este libro, añadió la poeta, “el palacio es capaz de correr los velos y jugar a ser otros palacios en otras épocas y otras situaciones, o referirse a los cuentos de hadas, llenos de palacios, o de ser descreído o estar contrariado, o querer ser un castillo el palacio, o ser invisible o un advenedizo”. Enseguida, leyó algunos textos incluidos en el poemario.
El editor y escritor Bernardo Ruiz señaló que el entorno de la obra “se da entre palacios, unos posibles y otros imposibles, donde vamos descubriendo en su ser los frutos plurales. Tanto la existencia como la soledad de los palacios”.
Definió la mirada de Muñiz-Huberman como “de excepción, en otros momentos construye caricias que llegan como un viento suave”, y con este volumen “ofrece una salida del laberinto donde buscamos sobrevivir en este tiempo”.
Reseñó que “los palacios se agrupan en siete bloques que detallan su naturaleza íntima. Palacio y no castillo. El palacio es una biblioteca, el castillo es para la guerra. El palacio es para soñar. En otros habitan príncipes, Hamlet por ejemplo. Otros son obras de diferentes autores, como Oscar Wilde”.
El tono del encuentro de autores lo hizo patente la narradora, ensayista y poeta Ethel Krauze, quien dijo que esta presentación sirva como una “prefiesta, un prehomenaje tremendo para ti, Angelina”.
Recordó el cumpleaños 90 de Elena Poniatowska, celebrado el 19 de mayo, donde se vio a la narradora y periodista “feliz, contenta y cantando”, y propuso hacer fiestas de ese tipo a los escritores y escritoras a partir de los 70 años. También se refirió al poeta Eduardo Lizalde, fallecido el pasado miércoles.
Krauze añadió que toda la obra de Muñiz-Huberman “es una sola. Una única, fértil, caleidoscópica, que se abre en afluentes, siempre con la misma agua viajera para llegar al mar de su destino. Destino que no es otro sino el mar de la lengua y sus invocaciones”. Destacó que “convertirse en su lector es un reto magnífico para atisbar el enigma de lo sagrado”.