Ciudad de México. Arturo Garrido Puga, maestro y fundador de las compañías Barro Rojo, Andamio, Alternativa y Proyecto Coyote Danza Contemporánea, murió el viernes pasado a los 66 años en San Luis Potosí.
La muerte del bailarín y coreógrafo de origen ecuatoriano fue confirmada por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), instancia que informó que, junto con la Secretaría de Cultura federal, le realizará un homenaje póstumo.
La directora del Inbal, Lucina Jiménez, expresó: “Arturo Garrido fue un ser humano sensible y generoso. Más de 40 años de trayectoria compartida con varias generaciones de la danza lo colocan como un gran creador de espíritu latinoamericano abierto a la vida y a las utopías más profundas. Una gran tristeza, su partida”.
Jiménez también destacó el espíritu crítico de Garrido Puga, ya que “sabía conmover a través de un arte político, congruente con su poética radical y humanista. Proyecto Coyote, en San Luis Potosí, sembró esperanza. Haremos recuento de su obra. Abrazos a su familia.”
Criticó los prejuicios de la danza
Arturo Garrido nació en Quito, Ecuador, el 5 de diciembre de 1955. Estudió ballet y danza moderna en 1974 en el Instituto Nacional de Danza. Fue uno de los fundadores de la Compañía Nacional de Danza en 1976. Realizó estudios con Rodolfo Reyes, Xavier Francis y Luis Fandiño.
Fue galardonado con los premios Nacional de la Danza INBA-UAM (1982), Bellas Artes de Coreografía (1987), Nacional a la Creación Coreográfica (2000) y Nacional Guillermina Bravo a la Trayectoria Artística (2004), entre muchos otros. Montó más de 40 obras coreográficas.
El creador de El camino, Aztra, y Amanecerá, luchó contra los prejuicios en la danza; consideraba falso que hubiera un fenotipo único del arte en movimiento.
Publicó libros como Hacia una danza de incesantes contrarios y Coyote del olvido, y un poemario, Dulcísimo Caín.
Garrido llegó a México a principios de los años 80. Centró los temas de sus piezas en problemáticas sociales del país y de América Latina, lo que generó otra forma de mirar la danza de aquel tiempo.
En una entrevista con La Jornada en 2015, el coreógrafo de origen ecuatoriano expresó que “la gran producción dancística de México se sostiene en el esfuerzo de los creadores, en un esfuerzo independiente y muy difícil, frente a una estrechez de recursos. Estamos ante la falta de comprensión sobre los procesos y los requerimientos del movimiento artístico. En muchos aspectos hay un divorcio entre los procesos y la dirección de las políticas culturales.”
Para Garrido era fundamental que no se tomaran modelos de otros países, sino crear lo propio. “Sí se puede aprender de otras experiencias, pero el modelo de desarrollo cultural debe ser de aquí, producto de un diálogo. En las escuelas hay un esfuerzo muy grande a escala de los maestros, de la educación, pero creo que no existe suficiente investigación”.
Colegas despiden al artista
La comunidad dancística lamentó la muerte de Arturo Garrido y recordó su legado, su lucha y sus enseñanzas.
La compañía Barro Rojo, que dirigen Laura Rocha y Francisco Illescas, expresó en sus redes sociales: “Es doloroso despedir a un amigo y maestro que aportó tanto a la danza de este país y cuya postura ante la vida fue siempre de una integridad a toda prueba.
“Para nosotros es un enorme orgullo haber bailado sus obras y creemos que habernos encontrado en el camino no fue casualidad. Por siempre estaremos agradecidos de sus enseñanzas, de su obra, de haber bailado juntos, de haberlo conocido.
“Su memoria nos compromete con la danza, con el arte solidario, para todos, y su nombre perdurará por su mirada, su acción y postura crítica ante la vida.”
El coreógrafo Serafín Aponte dijo “hoy despedimos a un gran artista de la danza contemporánea tanto ecuatoriana como mexicana y, por qué no decirlo, latinoamericana.
“No sólo fue un gran artista, también un incansable luchador social y del gremio de la danza, ante todo, un gran ser humano. Le estoy profundamente agradecido por haberme firmado como bailarín y siempre lo reconoceré como mi padre artístico de la danza.”
La maestra Cecilia Lugo de Contempodanza compartió: “Ha partido, y yo le doy las gracias con todo mi corazón por haber sido mi maestro, mi compañero y mi hermano. Con él fundamos Andamio, allá por 1979-1980 (Arturo Garrido, Cristina Mendoza y yo).”
La directora de Contradanza, Cecilia Appleton, expresó: “Adiós Arturo Garrido, artista, pensador, creador y crítico insistente de la forma en que se otorgan los apoyos a la danza.
“Hermoso bailarín que en los escenarios expresaste el dolor, la fuerza humana y el anhelo de un mundo mejor. En tu danza está la expresión de América Latina, con un pulso fuerte, en alteridad poscolonial, librando los prejuicios, para que los espectadores observemos la herida sufrida por los pueblos. Gracias querido Ñaño por haber hecho tanto para la danza. Mi más sentido pésame a Alejandra Mendoza y a sus hijos.”
Danza UNAM emitió también un comunicado en el que lamentó el fallecimiento de “Garrido Puga, destacado artista ecuatoriano de la danza que encontró en México una razón para desarrollar una nueva forma de expresión independiente, comprometida, siempre crítica y profunda.
“Su aportación al desarrollo de la danza es enorme, y por ello lo recordaremos siempre.”
La viuda de Garrido, Alejandra Mendoza Araiza, agradeció en su cuenta de Facebook las muestras de cariño de todos sus amigos y colegas y expresó: “Arturo es una persona excepcional, es una inspiración y una persona muy amada. Él siempre decía que cuando partimos de este mundo regresamos al universo, y que ese universo es una carcajada orgásmica”.