París. Llega el fin de una era para el famoso cabaret Lido de los Campos Elíseos de París.
Ante las dificultades financieras y los tiempos cambiantes, el nuevo propietario del local se está deshaciendo de la mayoría del personal del Lido y de sus espectáculos de baile de alto nivel y glamour —que se remontan varias décadas atrás y que han inspirado a imitadores desde Las Vegas hasta Beirut— a favor de espectáculos musicales más modestos.
El sábado, las bailarinas, vestidas de negro, se manifestaron en la amplia acera frente al Lido y luego bailaron ante una multitud que les aplaudía, alzando sus largas piernas al ritmo de una canción clásica de cabaret.
En la avenida de los Campos Elíseos repartieron folletos a los transeúntes, quienes lamentaron el destino del Lido y aplaudieron efusivamente la actuación.
Las bailarinas del Moulin Rouge llegaron para apoyar al personal del Lido, y en particular a su histórica compañía de baile Bluebell Girls.
La bailarina Hillary Van Moorleghem dijo que la protesta era una expresión de la tristeza y la decepción del personal, y calificó los espectáculos de cabaret como parte del patrimonio cultural de Francia.
“Soy estadounidense y conocí la cultura francesa a través de su baile”, indicó.
Con sus cascadas en el escenario, su pista de hielo y su piscina, el Lido comenzó a cautivar al público antes de la Segunda Guerra Mundial y se convirtió en un emblema de la vida nocturna de París.
Por él pasaron artistas como Josephine Baker, Marlene Dietrich, Elton John, Laurel y Hardy, y también espectadores famosos.
Jeremy Bauchet, ayudante del maestro de ballet del club, lamentó lo que teme que resulte ser “la muerte del cabaret como lugar y género en París”.
“El Lido es el templo de la revista parisina en sus aspectos más elegantes, prestigiosos y lúdicos. Un encantador interludio dentro de un mundo mágico”, declaró a The Associated Press.
Recientemente, la mayor cadena hotelera francesa, Accor, compró el club y anunció que tiene previsto despedir a 157 de los 184 empleados fijos. Los artistas y los técnicos serán los más perjudicados por la decisión.
Según el grupo hotelero, quiere deshacerse de las costosas cenas-espectáculo y de las revistas porque “ya no atraen al público”. El grupo pretende “rediseñar” los espectáculos y prevé realizar obras de restauración al edificio.
“El Lido mantendrá su nombre, pero el cabaret perderá su alma. Con el fin de las revistas y el despido del 85% del personal, el Lido se convertirá en un lugar ordinario que la gente alquilará”, lamentó Frank Lafitte, del Sindicato Nacional de Actividades Artísticas.