En Economía Moral he señalado varias veces que el gobierno de AMLO no es de izquierda, que su política económica es neoliberal, igual a la de los gobiernos anteriores desde Miguel de la Madrid. Esto suponía negar el discurso oficial hasta este martes 24 de mayo, pues como nos recuerda Julio Hernández en Astillero del miércoles 25, el 17 de marzo de 2019 AMLO dijo: “Declaramos formalmente desde Palacio Nacional el fin de la política neoliberal, aparejada esa política con su política económica. Quedan abolidas las dos cosas. El modelo neoliberal y su política económica de pillaje, antipopular y entreguista”. Pero este martes AMLO declaró, a pregunta sobre la privatización del agua, que “como dicen los académicos, no es malo per se el que una empresa administre la distribución del agua; lo que sucede por lo general es que hay corrupción, la variable, dirían los tecnócratas, corrupción, es la que lo echa a perder todo”. AMLO añadió: “Cuando se habla del modelo neoliberal yo he llegado a sostener que, si el modelo neoliberal se aplicara sin corrupción no sería del todo malo. Es que se puede tratar del modelo económico más perfecto, pero con el agravante de la corrupción no sirve nada. Entonces, el fondo es ese, el que impera la corrupción”. Que todos los males del país derivan de la corrupción, ya lo había dicho AMLO miles de veces. Es su Teoría general sobre México, que contradice su teoría particular sobre la sabiduría y honestidad del pueblo. La afirmación que, sin corrupción, el neoliberalismo no sería del todo malo es totalmente nueva y es una confesión de cercanía, afinidad, con el neoliberalismo. Esto lo confirma su frase que la privatización del agua no es mala per se, pero que las empresas privadas suelen ser corruptas y que a hí está el mal que lo echa a perder todo. No se trata de una frase cualquiera, sino como dije de su Teoría general sobre México. Así como en derecho aplica la regla “A confesión de parte, relevo de pruebas”, así se vuelven innecesarias las críticas que apuntan que el gobierno de AMLO es neoliberal, pues el mismo confiesa tal afinidad. ¿Dónde queda la declaración formal de abolición del neoliberalismo? Si el mal no es el neoliberalismo, sino la corrupción, es ésta la que debe abolirse (para ser coherente con su Teoría general). En su respuesta al mismo reportero, AMLO comentó que la directora de Capufe “lo había convencido que había corrupción en algunas casetas de las autopistas, no en todas. Me presentó pruebas de que cobraban y no ingresaba el dinero, y me demostró de que a partir de los cambios (de personal) aumentó considerablemente el ingreso de Capufe”. AMLO tiene claro que la corrupción no sólo afecta a las empresas privadas: “Si hay corrupción, funciona mal el servicio público, estando privatizado o en manos de las dependencias gubernamentales. Lo que hay que evitar es la corrupción”. Su Teoría general la enunció así: “Yo considero que el principal problema de México es la corrupción. Antes no se hablaba de eso, me siento de los precursores en poner este tema en la mesa del debate. Porque ni en los discursos se hablaba de corrupción, si ustedes hacen un análisis de los discursos de 50 años a la fecha no van a encontrar la palabra corrupción, como si no existiera, y en los medios de información lo mismo. En el Congreso, en las intervenciones de diputados, de senadores no se hablaba de corrupción y era el principal problema de México. Nada ha dañado más a México que la deshonestidad de los gobernantes, eso es lo que ha dado al traste con todo”. Sobre la ausencia total del término corrupción en 50 años, AMLO está mal informado o miente. “La presidencia de Miguel de la Madrid, que ofreció ser de “ renovación moral contra la corrupción y de apertura democrática, terminó en promesas sepultadas por el pasmo institucional ante las grandes emergencias que enfrentó” (Salvador Camarena, El País, abril 1, 2012, escrito por la muerte del ex presidente).
Julio Hernández añade que el domingo pasado en Sonora, AMLO dijo: “ No hay un rico de México que en el tiempo que llevamos gobernando haya perdido dinero, y a las pruebas me remito; al contrario, les ha ido bien”. Es decir, AMLO presumió lo que podría llamarse, si fueran reales, logros neoliberales de su gobierno. Un rasgo esencial del neoliberalismo, que AMLO no parece percibir, y que quizás por ello no le parezca que el neoliberalismo es en principio malo, es que su objetivo central es aumentar la tasa de ganancia del capital, lo que busca lograr no interfiriendo en el funcionamiento de los mercados (capitalismo no regulado), manteniendo bajas las tasas impositivas y estable el tipo de cambio, entre otras medidas. Alguien a quien el neoliberalismo no le parece en principio malo no puede ser de izquierda. El mismo día, lo cual sigue narrando Astillero, AMLO sostuvo que “en la izquierda, de acuerdo al marxismo y a las ciencias sociales ( sic), las transformaciones debían darse por la vía armada, no se concebía en el conocimiento, la doctrina clásica del marxismo, la transición o el lograr los cambios por la vía electoral, por la vía democrática, por la vía pacífica. Ahora es distinto, pero en el tiempo en que Arnoldo (Martínez Verdugo) optó, decidió abrir este camino en México sí había resistencias; lo menos que se decía era que el que optaba por esta vía era un reformista, un pequeño burgués. Ahora ya sabemos que esa vía electoral, democrática, pacífica, es posible para lograr una transformación profunda, estructural, radical, sin violencia. Lo intentó Salvador Allende y otros dirigentes, pero ahora ya está acreditada esa vía, y esa es una contribución importante de Arnoldo”. Cuando AMLO dice que la vía electoral a las transformaciones ya está acreditada, alude sin duda a la supuesta transformación profunda, estructural y radical que él cree estar haciendo. La propuesta de la Unidad Popular en Chile era la vía pacífica al socialismo y no a una transformación hacia una meta vaga e indefinida como la de la 4T. La transformación por la vía violenta en el pensamiento marxista a la que alude AMLO era también al socialismo como fase transitoria al comunismo, es decir la destrucción del capitalismo y su remplazo por otra organización de la vida económica y social. La vía electoral que está ahora acreditada según AMLO, a pesar de que el fracaso de la vía chilena al socialismo, la mayoría de los izquierdistas del mundo lo interpretamos como la demostración que la vía pacífica no era viable, sería una vía no al socialismo, sino a ninguna parte, puesto que en materia de erradicación de la corrupción (el mal mayor y casi único para AMLO) no se ha avanzado tampoco, como podemos percatarnos al leer todos los días los diarios. Hay sociedades menos corruptas que la mexicana. En Chile, desde antes de Allende, era famosa la incorruptibilidad de los carabineros (como se les llama allá a los policías). Hice muchas veces la pregunta ¿por qué? La respuesta satisfactoria, que tardó en llegar, fue que ser un carabinero significaba para la persona y su familia condiciones de vida estables y magníficas, no tanto vía buenos sueldos sino por un conjunto de prestaciones tipo estado de bienestar, que provocaba que ningún carabinero estuviese dispuesto a arriesgar esas condiciones de vida aceptando una coima (como se llaman en Chile las mordidas). ¿AMLO ha hecho algo similar? Si uno quiere transformar algo debe estudiar las experiencias exitosas que lo lograron y aprender de ellas.