En un mismo martes y en distintos escenarios, el Presidente de México sostuvo que “si el modelo neoliberal se aplicara sin corrupción, no sería del todo malo”, a la vez que homenajeó la memoria de un histórico dirigente comunista, Arnoldo Martínez Verdugo, ensalzando las luchas que se dan desde la izquierda para cambiar al sistema dominante.
Lo primero se produjo en una conferencia mañanera de prensa, a partir de una amplia pregunta que incluyó el tema de la privatización (neoliberal) del agua potable, con ejemplos concretos como los de Aguascalientes y el reciente de Querétaro. El presidente López Obrador recomendó, a este respecto, tener mucho cuidado, pero “no, como dicen los académicos, no es malo per se el que una empresa administre la distribución del agua; lo que sucede por lo general es que hay corrupción. La variable, dirían los tecnócratas, corrupción, es la que lo echa a perder todo”.
Luego de esa valoración de privatizaciones, que cercenan a los ciudadanos el derecho a un servicio vital y están cargadas de acusaciones de corrupción, el Presidente añadió que “si ustedes hacen un análisis de los discursos de 50 años a la fecha no van a encontrar la palabra corrupción, como si no existiera, y en los medios de información lo mismo”.
Precisó: “cuando se habla del modelo neoliberal yo he llegado a sostener que, si el modelo neoliberal se aplicara sin corrupción, no sería del todo malo. Es que se puede tratar del modelo económico más perfecto, pero con el agravante de la corrupción no sirve nada. Entonces, el fondo es ese, el que impera la corrupción” (https://bit.ly/39RFvmE).
Tal consideración presidencial choca con el discurso cotidiano que adjudica la mayoría de los males del país a tal patrón de conducta política y económica y a sus malvados ejecutores. Incluso el 17 de marzo de 2019 hubo categóricas expresiones andresinas: “Declaramos formalmente desde Palacio Nacional el fin de la política neoliberal, aparejada esa política con su política económica. Quedan abolidas las dos cosas: el modelo neoliberal y su política económica de pillaje, antipopular y entreguista” (https://bit.ly/3lLQCQI).
Más tarde, en la ceremonia de inhumación de Arnoldo Martínez Verdugo y su inclusión en la Rotonda de las Personas Ilustres, el presidente López Obrador señaló que “en la izquierda, de acuerdo al marxismo y a las ciencias sociales, las transformaciones debían darse por la vía armada, no se concebía en el conocimiento, la doctrina clásica del marxismo, la transición o el lograr los cambios por la vía electoral, por la vía democrática, por la vía pacífica” (https://bit.ly/3PGMIGH).
Pero ahora, aseguró, “ya sabemos que esa vía electoral, democrática, pacífica, es posible para lograr una transformación profunda, estructural, radical, sin violencia. Lo intentó Salvador Allende y otros dirigentes, pero ahora ya está acreditada esa vía, y esa es una contribución importante de Arnoldo”.
Martínez Verdugo fue dirigente durante 18 años del Partido Comunista de México, hasta su disolución para convertirse en el Partido Socialista Unificado de México, a nombre del cual fue candidato presidencial en 1982; en 1988 apoyó a Cuauhtémoc Cárdenas y participó en el original Partido de la Revolución Democrática. Fue diputado federal y delegado en Coyoacán. Murió en 2013.
Pero, ¿es cierto que ya está acreditada la vía electoral para “lograr una transformación profunda, estructural, radical”, o los hechos demuestran que el modelo neoliberal sigue vigente? ¿Están a la vista o son viables esos cambios profundos o, por el contrario, los poderes de siempre siguen vivitos y coleando?
El pasado domingo, en Pitiquito, Sonora, reunido con miembros del pueblo seri, López Obrador dijo: “Yo les puedo decir que no hay un rico de México que en el tiempo que llevamos gobernando haya perdido dinero, y a las pruebas me remito; al contrario, les ha ido bien” (https://bit.ly/3wFWvnC). ¡Hasta mañana!
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