Saúl Canelo Álvarez lo adelantó el lunes. Tenía ya el compromi-so de regresar ante Gennady Golovkin en septiembre. Ayer, sólo se confirmó al hacer oficial el anuncio de la tercera pelea para el 17 del mes patrio mexicano, con sede aún por confirmar.
Después de su intento fallido por conquistar la faja de los semipesados ante el ruso Dmitry Bivol, el tapatío regresa a la divi-sión que domina, peso supermediano, donde defiende los cua-tro títulos que lo legitiman como campeón indiscutible.
“Una pelea de la que se especuló por muchos años”, dijo Mauricio Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB); “un empate (2017) y una victoria del Canelo (2018), este tercer combate era muy esperado”.
Cuando Álvarez decidió intentar conquistar títulos en otras divisiones, o simplemente realizar peleas lucrativas al margen de las obligatorias, el CMB le concedió el estatus de campeón franquicia. Esto le permitió al mexicano negociar los combates que consideró convenientes sin estar limitado por las obligaciones del título que ostenta.
Esa fue la razón por la que el mexicano David Benavídez, el rival que muchos quieren ver frente al pelirrojo, conquistó un campeonato interino en la división de los supermedianos. La regla tradicional exigiría enfrentar al interino contra el absoluto para culminar con un único monarca. Pero eso aún no está claro, advierte Sulaimán.
“Fuimos transparentes en la convención cuando Canelo pidió permiso para subir de división”, explica el presidente del CMB; “por eso se creó el título interino. Es para dar actividad a los boxeadores y respetar el nivel a quien pide autorización para hacer las peleas grandes. Benavídez es un boxeador joven y de gran nivel que está consciente y listo para lo que el CMB vaya administrando para la división supermediana y ofrecer los mejores combates para el público”.